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mayo 03, 2024

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Periodismo subjetivo | ¿De verdad la transparencia depende del INAI?

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Jorge Gómez Naredo 

El Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a la información y Protección de Datos Personales (INAI) no es la transparencia, es una institución que sí, se creó con la intención de abonar a transparentar información, pero no depende de ella. Por ley, son las instituciones públicas (cualquiera) las que deben transparentar la información. Están obligadas. Si una dependencia pública recibe una solicitud de información, ésta debe ser respondida según lo marca la legislación. Y si no lo hace, incumplirá y podrá tener sanciones.

Así pues, son las propias dependencias las que están obligadas a transparentar la información. Lo que el INAI hace es que la gente puede quejarse con este órgano autónomo, y éste puede deliberar que se entregue una información que no ha sido entregada, o que se siga ocultando una información que ha sido oculta.

Así pues, la función del INAI es resolver conflictos entre particulares que piden información e instituciones que o se niegan a darla o que no la da en tiempo y forma. Sin embargo, con los años, el INAI, más que en un órgano de avanzada en materia de transparencia, ha servido más para ser un espacio donde ciertos poderes fácticos tienen a personajes en los que confían. Es decir, se transformó en un coto de poder, y uno que es muy caro.

Si tenemos en cuenta que el INAI no es el que genera la transparencia en las instituciones, es claro que sus funciones las puede absorber otra institución, y así se ahorrarían recursos. Por eso que se discuta si vale o no la pena desaparecer el INAI, no es un golpe a la transparencia (ésta es una responsabilidad de todas las instituciones que reciben recursos públicos), sino un debate importante que se debe dar. No puede seguir siendo el INAI un espacio controlado por grupos de poder a los cuales no les importa la transparencia, sino sus intereses particulares.

Y es que los órganos autónomos, que financieramente dependen del Estado, se asumen como independientes, pero en realidad no lo son, y desde ahí, quienes no ganaron nada en procesos electorales, quieren teniendo influencia en las decisiones públicas.

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