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Por Eduardo López Betancourt
elb@unam.mx
“El Día de la Mujer” se celebra cada 8 de marzo y tiene un significado especial en todo el mundo, ya que representa y conmemorar la lucha de las féminas por sus derechos, la igualdad de género y la justicia.
Su historia se remonta a 1908, cuando miles de mujeres marcharon por las calles de Nueva York para exigir mejores condiciones laborales y el derecho al voto. Desde entonces, esta fecha ha sido adopta-da por la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
En la actualidad, “El Día de la Mujer” es una oportunidad para reflexionar sobre los logros y los desafíos que enfrentan las damas en todo el mundo, así como para celebrar la diversidad y la riqueza de sus experiencias y reafirmar el compromiso con la equidad.
Algunas de las grandes luchadoras son, Emmeline Pankhurst, líder del movimiento sufragista en el Reino Unido; Rosa Parks, estadounidense que se negó a ceder su asiento en un autobús a una per-sona blanca; Malala Yousafzai, activista pakistaní que lucha por la educación de las niñas, y, Frida Kahlo, artista mexicana que peleó por la igualdad de género y la justicia social. Sin embargo, también es importante criticar la disputa estéril de sexos que se ha convertido en una forma de extremismo y radicalismo, la cual no debe ser una excusa para extralimitar las pasiones y crear un clima de odio y resentimiento.
Es importante recordar que la lucha es por la justicia y la igualdad, nunca por la superioridad de un género sobre el otro. La verdadera paridad se logra cuando se respetan y se valoran las diferencias y cuando se trabaja juntos para crear una sociedad ecuánime.
El 8 de marzo, en todo el mundo y en particular en nuestro País, se presentarán manifestaciones impactantes, donde se darán huellas de violencia, esto es, “sólo destruir por destruir”, algo que en nada enaltece el movimiento legítimo de quienes buscan por vías pacíficas igualdad de los sexos, donde el trato respetuoso sea su principal motivación. ¡Vivan las mujeres!
