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Desde mediados del siglo XIX los españoles radicados en Tabasco cada año conmemoraban en San Juan Bautista a la Virgen de la Covadonga del siete al nueve de noviembre, para celebrar la victoria que en el año 722 el Rey Pelayo, monarca del reino de Asturias obtuvo sobre las tropas del Al-Ándalus en las montañas de la Covadonga y marcó el inicio de la reconquista del territorio español invadido por los moros.
Según la tradición en la batalla de Covadonga, la Santísima como también se conoce a la Virgen, ayudó a los cristianos provocando un desprendimiento de rocas que diezmó el ejército Al-Ándalus. Esta victoria marcó el inicio de la reconquista y la reinstauración de los reyes cristianos en la península ibérica.
La celebración de la Covadonga de inicio fue modesta, pero conforme la población española se incrementó adquirió relevancia, llegando a rivalizar con las fiestas cívicas de la Independencia de México. Hacia 1850 habitaban en San Juan Bautista alrededor de ciento diez gachupines, esta cantidad fue en aumento y para 1895 residían en la ciudad trescientos cuarenta, para ese año en el estado se encontraban establecidos más de seiscientos peninsulares y conforme el tiempo transcurrió se llegó a tener la presencia de novecientos ochenta gachupines.
Virgen de la Covadonga
Como en todo proceso inmigratorio de extranjeros, los españoles establecidos en Tabasco y en México no viajaron solos, con ellos también arribaron sus costumbres y tradiciones, su identidad comunitaria, que les dio la oportunidad de afianzar sus valores culturales e intereses económicos. La colonia española de Tabasco fue la agrupación encargada de cumplir con esa función.
En su mayoría estaba integrada por comerciantes, empresarios y hacendados pudientes avecindados en San Juan Bautista, se encargaron de establecer su propio centro de reuniones sociales, de formar agrupaciones mutualistas para ayudar con recursos pecuniarios a su patria cuando esta enfrentaba desastres naturales o se encontraba en guerra con otras naciones; fundaron una asociación de ayuda para la población en pobreza extrema y desde luego contaba con un patronato para la organización de eventos que afianzaran sus valores nacionales e identitarios. Siendo en este sentido la celebración del onomástico de la Virgen de la Covadonga el más importante.
Para argumentar lo expresado, se evoca la celebración de la Virgen de la Covadonga del año de 1908. Los preparativos iniciaron con un mes de anticipación.
Entre los eventos efectuados figuraron, el desfile del día 7 de septiembre de los integrantes de la colonia española y sus dependientes en el que la banda dirigida por el profesor Manuel Soriano, ejecutó piezas selectas de su extenso repertorio y se dispararon a la vez salvas de artillería.
Sin embargo, no todo era miel sobre hojuelas, los tabasqueños observaban con pesadumbre las actividades de los españoles y la reafirmación de su identidad que los hacía sentirse superiores a los demás integrantes de la sociedad receptora.
A partir de 1913, con el estallido del movimiento constitucionalista, la posición de privilegio de los integrantes de la colonia española en Tabasco cambió y paulatinamente empezó a mengua; aún en esta situación continuaron con las festividades en honor a la Virgen de la Covadonga y fue hasta el periodo garridista, luego de la derrota del movimiento de la huertista que esta celebración desaparecería definitivamente en Villahermosa.