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RICARDO SEVILLA
La revista Siempre! decidió echar por la borda su historia. Ese medio de comunicación, que nació con el apoyo del PRI y que ha trabajado con él y para él, ahora sí se voló la barda.
A Beatriz Pagés, no le importó que su pasquín se convirtiera en un libelo fascistoide. ¿Qué tiene que haber en la cabeza de una persona para fomentar la superioridad o la inferioridad de un grupo étnico en un medio de comunicación? Sin duda, debe existir mezquindad y mediocridad.
Y es que cualquiera revista, periódico o medio de comunicación que promueva mecanismos, sistemas y culturas de discriminación, persecución o exclusión, debe recibir el repudio generalizado.
Desafortunadamente, como reza cierto libro de Umberto Eco, la derecha va de la estupidez a la locura.
A esta hora, ningún periodista o comunicador debería seguir fomentando, ni buscando acólitos, para promover una actitud racista. Y si lo hacen, habría que exhibirlos, siempre, con nombre y apellido.
¿Qué buscaba ese semanario? Sin lugar a duda, inocular miedo en la población a fuerza de clichés y lugares comunes.
Si vivieran Jorge Ibargüengoitia, Carlos Fuentes, José Emilio Pacheco, Inés Arredondo, Juan Vicente Melo, Carlos Monsiváis o el propio Fernando Benítez, personajes que alguna vez alimentaron las páginas de Siempre!, estoy seguro que alzarían sus voces a manera de truenos para condenar la estulta actitud de Pagés.
Pero eran otros tiempos, una época, donde las manifestaciones intelectuales no necesitaban dar gritos histéricos, irresponsables y estúpidos para llamar la atención.
Infelizmente, Beatriz Pagés decidió encenderle fuego a la historia de Siempre!, una revista que, a través de “La Cultura en México”, llegó a publicar los textos, novedosos, emergentes y vanguardistas, de escritores y escritoras que, durante muchos años, marcaron la ruta intelectual de este país. Ahí escribió Monsiváis, por primera vez, su emblemática columna “Por mi madre, bohemios”.
¿Un listón de esvásticas coronándole la cabeza a Claudia Sheinbaum? ¿Quién le habrá aconsejado semejante aberración a la señora Beatriz? ¿O habrá sido fruto de su tonta inspiración? Como sea, la portada es un asco.
