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“Venimos por las armas del jefe…”, fue la orden tácita de tres delincuentes que sorprendieron pistola en mano a la subdirectora de la Unidad de Bienes Asegurados (Seaba), y la obligaron a que los llevara a la bodega de la institución en donde sustrajeron 8 armas cortas y largas que habían sido puestas bajo resguardo por la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena).
El hecho se registró a las 8:00 horas de ayer, cuando el personal daría inicio a su rutina normal, pero en el estacionamiento de la referida institución dependiente de la Secretaría de Administración, ubicada en el corazón de la zona comercial de Tabasco 2000, a un costado del Centro de Convenciones, tres sujetos esperaban a la funcionaria estatal Natividad “N”, para llevar a cabo el ilícito.
Los ladrones, que estaban a la caza de los empleados, descendieron de un Nissan Tsuru al momento que la empleada abrió la oficina, uno de ellos sacó una pistola y se la puso en la cabeza con el fin de intimidarla, y llevar a cabo el robo.
El delincuente, secundado por sus demás cómplices, les dijo: “Venimos por las armas del jefe”, al tiempo que les ordenaban que se las entregaran, pero como las armas estaban en gavetas bajo llave, la ofendida dijo que los sujetos patearon la puerta para conseguirlas.
En tanto que a otros empleados que estaban en el lugar los dejaron amarrados de pies y manos, no sin antes despojarlos de sus teléfonos.
Por su parte, el Fiscal General Fernando Valenzuela Pernas, dijo que esas 8 armas las había enviado la Sedena, según le informó el director de Seaba, Guillermo Priego Zurita, por lo que “le solicité nos proporcionara la documentación donde les fueron puestas, para ubicar con qué investigaciones están relacionadas”.
Así también proporcionó una cámara en donde se observa un Tsuru en donde iban los sujetos, de igual forma se solicitó cámaras de una conocida televisora que pueda servir para identificar a los sujetos.
El director de Seaba dice que sólo él tiene las llaves de los cajones en donde estaban las armas y que siempre se queda cerrado, pero los cajones no se aprecian dañados o que hayan sido forzados para abrirlos. La Fiscalía abrió una carpeta de investigación. Los ladrones sabían en donde estaban las armas, pues fueron exactamente al lugar.
Con información de José Ángel Castro / Grupo Cantón