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Arreando al Elefante | Los Habladores

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ANA MARÍA VÁZQUEZ

“Cae más pronto un hablador que un cojo”, un viejo dicho que cobra vigencia, hace apenas un par de meses Guadalupe Loaeza escribía, “Bendita Xóchitl, apareciste, como la Virgen de Guadalupe, cuando más te necesitábamos”; y Ricardo Elías coreó en su artículo del Reforma titulado “La Virgen Xóchitl” “… la oposición debería hacer algo similar: sembrar en la mística político-religiosa de los mexicanos la idea de la “Virgen Xóchitl”. Vaya, hasta velo le pondría (…) el pueblo acusaría al hijo con su madre, la “Virgen Xóchitl” (…) Las posibilidades de Xóchitl como virgen política, sin pecado concebida, son inmensas.”

Días después, comenzó a desinflarse, cuando la propia familia de la señora Gálvez, vecinos y compañeros de colegio, desmintieron la farsa de su origen; luego vinieron los huipiles de marca; más tarde, la bicicleta, eléctrica y que solamente usaba para posar para la prensa ya que su camioneta con chofer la esperaba en las cercanías. Los mítines tuvieron que ser a puertas cerradas debido a la poca audiencia.

Con todo, el grupo económico que la sustenta siguió apoyando una tras otra las locuras que salían de su boca, pagando prensa y difusión que minimizara la principal ética que no sustentó (y sigue sin sustentar), el de la renuncia a su cargo como senadora.

La “carta fuerte” vino con Enrique Krauze, caudillo de las derechas, (siempre y cuando tengan abundante chequera) y el 4 de septiembre publicó un artículo en Letras Libres, replicado por el periódico Reforma titulado “Viejo y nuevo carisma”, en el que intenta fundamentar el supuesto carisma de Gálvez, “ese don de legitimidad misterioso” -dice- que requiere un líder, aterriza en la señora Gálvez diciendo: ”Xóchitl Gálvez no cree “encarnar al pueblo”. Es parte natural de ese pueblo. (…) su biografía es una metáfora del mexicano en busca de una vida mejor”.

Luego, todo comenzó a derrumbarse estrepitosamente, con la Casa Roja, contratos ilegales, tesis plagiada, “y habrá más” según la propia Gálvez sentenció.

Plumas pagadas para una falsa representante popular que más bien es reflejo exacto de quienes la postularon: mentira y corrupción.

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