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Juan Hernández
“No coman ansias”, les han dicho una y otra vez el presidente López Obrador, a quienes (llevan el encargo) les preguntan “ya cuando renuncian las Corcholatas”. La realidad es que hasta el domingo se sabrá las reglas para elegir al próximo abanderado o candidata de Morena para el 2024, lo demás son especulaciones y pirotecnia escandalosa para quien se sienta desfavorecido en la contienda.
Lo curioso es la insistencia de algunos medios que tratan de meter algún “buscapies” a las Corcholatas. Pero “del otro lado” no cantan mal las rancheras que sólo están al pendiente de los tiempos del partido guinda y algunos “se frotan las manos” con los equipos jurídicos para interponer denuncias a diestra y siniestra contra la Corcholata que sea la más débil o la mejor posicionada. Sólo hay que recordar que lo que se hace en un lado, se puede repetir en el otro.
Todo parece indicar que detrás de una manifestación de “vecinos” para protestar ante la Seduvi por la contaminación visual de espectaculares en la CDMX, se encuentra la mano de un abogado de dudosa reputación.
Dicho abogado es conocido por vender falsas promesas a empresarios del sector de la publicidad exterior y por actos que parecen extorsión hacia ellos, argumentando que es amigo de magistrados y autoridades del gobierno, senadores, entre otros
gobierno, senadores, entre otros. El hecho es que la manifestación del miércoles más bien pareció un acto de provocación para enturbiar la relación de la industria con la Seduvi, e intentar descarrilar soluciones consensadas y dentro de la ley
La clave está en que ni autoridades ni empresarios se enganchen con estas provocaciones de quien ha sido visualizado dentro de la industria como el posible promotor de estos bloqueos.
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