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Salvador Trejo
Ciudad de México.- Resulta verdaderamente patético que el chipocles de la tira chilanga, Omar García Harfuch, reconozca que, lamentablemente, de algunos años para acá, muchas motos estén involucradas en robos, homicidios, ejecuciones, vendettas y toda clase de ilícitos, pero de qué nos sirve que el shaka de la SSC lo reconozca si no se ha hecho absolutamente nada al respecto.
Y digo nada porque las ejecuciones, llevadas a cabo por motosicarios, ya se convirtieron en el pan nuestro de cada día y si alguno de los matones llega a ser atorado es gracias a las cámaras de video vigilancia del C2 y el C5, pero las acciones de la policía se dan después del niño ahogado, cuando muchas víctimas, algunas inocentes y otras no, ya chuparon faros.
Lo ideal sería que se estableciera un programa u operativo permanente que impida que las motos utilizadas por lo ahora llamados pomposamente “motosicarios” anden circulando libremente por las diferentes colonias y alcaldía de la capirucha.
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Todo esto me recuerda la época en que Colombia estaba a merced de los motosicarios y nunca me imaginé que llegáramos a ser testigos de esto en nuestro terruño.
Si a todo esto le sumamos que precisamente estamos invadidos de miles de delincuentes de aquel país sudamericano que cometen todo tipo de delitos en las narices de la tira, pues estamos jodidos.
Tan solo en una semana fueron ejecutados tres hombres a bordo de autos en San Antonio Abad, Oceanía y en la colonia Panamericana, en la GAM y solo un sospechoso ha sido detenido y no todos son por ajustes de cuentas, como luego dicen para sacarse la espina.
