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Felix el patético

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Por Eduardo López Betancourt

No comulga con ideales de la 4T

Félix Salgado Macedonio es uno de los tantos políticos despreciables de la fauna que intimidan sin moderación a nuestro País. Su trayectoria es abundante en conductas delictivas; resulta evidente que se trata de un violador, acosador, individuo ruin y cobarde, perseguidor de mujeres de cualquier edad. Su proceder en ese ámbito carece de precedentes, aunque, de manera sorprendente, ha eludido la acción de la justicia.

Lo conocí desde siempre: pendenciero, ladrón y narcotraficante. En esos tres aspectos lo asistí jurídicamente sin vulnerar la ética, pues solo brindé consejería; sin embargo, mantengo la obligación de denunciar. Sus agresiones contra mujeres diversas no admiten duda; en toda la entidad es conocido su comportamiento vergonzoso de embaucar, engañar y violentar a damas. Es un sujeto digno del análisis psiquiátrico sexual, insatisfecho, sin principios y, sobre todo, un farsante que presume una familia inexistente, cuyas conductas coinciden con las suyas.

También está vinculado con grupos del crimen organizado. En su momento debió procederse en su contra, pero las averiguaciones quedaron mal integradas. Así, gracias a mí, obtuvo apoyo de un exalumno, José Luis Santiago Vasconcelos.

Asimismo, doy fe de sus fechorías como presidente municipal, cargo desde el cual fue denunciado por malos manejos ante la Auditoría Superior de la Federación. Para ello conté con el respaldo del destacado abogado Noé Pantaleón Adame.

Posteriormente, creyendo que modificaría su proceder y bajo la promesa de un gobierno distinto para Guerrero, acepté ser su jefe de campaña rumbo a la gubernatura. No fue sencillo: era un individuo desacreditado en toda forma.

Militantes del PRD y, más tarde, de Morena como Alberto López Rosas, afirmaban que era un ladrón cruel, mitómano sin límite y sumamente pusilánime. Me dejé llevar por la idea de un cambio; al final, resultó más corrupto y repulsivo que cualquier político causante del profundo desprecio que caracteriza al estercolero de la política nacional.

Mientras Salgado no sea castigado como corresponde a un criminal, la vida pública de México mantendrá el nivel perverso y facineroso que la distingue.

Debe quedar claro, Félix no comulga con los ideales de Morena y mucho menos, con los de la 4T.

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