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JORGE GÓMEZ NAREDO
@jgnaredo
Hace unos meses buena parte de los analistas de los medios de comunicación presentaban a Xóchitl Gálvez como un “fenómeno político”. Hablaban muy bien de ella. Afirmaban que venía a refrescar la contienda electoral que parecía ya casi ganada por Morena. Reflexionaban sobre lo que provocaba la panista en la gente, y discutían sobre la posibilidad de que la elección se cerrara. Eso pasaba hace apenas unos meses.
Pero las cosas han cambiado. O más bien, la realidad se ha asomado.
Hoy, ya prácticamente nadie dice que Xóchitl Gálvez es un fenómeno político, ni que es la candidata que le hará competencia a Claudia Sheinbaum y a Morena. Hoy, la panista es considerada por muchos analistas (que al principio la vitoreaban y afirmaban que era lo máximo) como un lastre para la oposición.
Y es que Xóchitl ha demostrado que, cuando se piensa que ya no puede hacer campaña de la peor manera, ella lo logra y la hace. Para muestra, dos ejemplos recientes.
En una entrevista con Ciro Gómez Leyva, cuando se le cuestionaba si más de 15 puntos en las encuestas no era una diferencia “muy grande”, ella afirmó que ya había remontado 30 puntos en seis semanas, y que iba a alcanzar a Claudia Sheinbaum y la iba a rebasar. Pero, si uno piensa, ¿de dónde remontó 30 puntos? ¿Y en 6 semanas? Absurdo. La gente no se cree ya las mentiras tan cínicas.
Después, en una entrevista de las llamadas “banqueteras”, le preguntaron cómo enfrentaría las declaraciones de Donald Trump contra los migrantes, a lo que contestó Xóchitl: “bueno, Donald Trump dice eso porque es candidato, yo nada más lo quiero ver lavando los baños de su casa o de algunas casas de personas que viven en Estados Unidos”.
Esta declaración es eminentemente clasista, pues la candidata del PRIAN considera que los mexicanos en Estados Unidos sólo se dedican a lavar baños en las casas de los ricos. Es de verdad insultante eso.
Así pues, en estos dos ejemplos nos damos cuenta que Xóchitl es una mala candidata, y que su campaña electoral, aunque no ha iniciado formalmente, ya naufragó.
