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Dos millones menos de los que votaron por él. Pero 17 millones más de los 11 millones actuales. Total: 28 millones de mexicanos, de todas las edades. Ese es padrón de beneficiarios, de las personas que recibirán su Tarjeta del Bienestar, de los programas sociales del gobierno de Andrés Manuel López Obrador.
Esa cifra, 28 millones, es la que le reportan este martes al mandatario electo que existe en la base de datos de los ciudadanos que habrán de ser apoyados por su administración. El informe se lo dan al mandatario electo en una reunión que sostienen con él Gabriel García, el futuro coordinador de Delegaciones federales de la Presidencia de la República, y Rabindranath Salazar, quien dirigirá el Banco del Bienestar, hoy Bansefi, desde donde se harán los depósitos a los beneficiarios.
Los principales programas, los emblemáticos de López Obrador: Jóvenes Construyendo el Futuro, becas para universitarios, para estudiantes de bachillerato, para adultos mayores, para discapacitados, Prospera.
Esos 28 millones, quiérase o no, son ya un potencial músculo electoral jamás registrado en México. Equivale a la mitad de la gente que sufragó en los comicios de julio pasado.
Y ese músculo se multiplica, si se considera, como lo acepta un importante asesor del gobierno de transición, que al beneficiar al adulto mayor, a los jóvenes de las familias, a los discapacitados, se ganarán también la simpatía de al menos uno o dos integrantes más de la familia.
El resultado: una potencial base electoral de entre 56 millones y hasta 70 millones de personas. Algo así como el 80% del padrón electoral, que asciende a 90 millones de ciudadanos. “¿Quién le va a ganar una elección a Morena con ese sello de la casa?” Se preguntan. Y se responden. “Seguramente nadie”.
—Son 28 millones, una impresionante base electoral, ¿no? —se le cuestiona a Rabindranath Salazar en entrevista a salir de las oficinas del Presidente electo.
—No lo estamos viendo así (como una base electoral). Estamos viendo que la gente tenga. Sí le va a beneficiar a la gente, —responde. Eso sí, destacan dos grandes diferencias con las políticas de beneficios sociales de la actual administración y de anteriores.
La primera: que en vez de ser 11 millones de beneficiarios ahora serán 28 millones. Y la segunda, no menos importante: que los recursos le llegarán a la gente de forma directa, sin intermediarios, con un plástico bancario.
Se llamará, oficialmente, Tarjeta del Bienestar. Porque quizá ocurra algo como cuando fue jefe de Gobierno de la Ciudad de México, con su emblemático Programa de Apoyo a Adultos Mayores. “Ya me dieron la tarjeta de López Obrador”, solían decir algunos beneficiarios al recibirla.