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En México, el consumo de bebidas azucaradas está entre los más altos del mundo. Se estima que los mexicanos consumen, en promedio, 163 litros de bebidas azucaradas cada año, lo que equivale a 446 mililitros por día; es decir, un poco más de una lata de bebida.
Lo anterior implica un aporte aproximado promedio de 187 kcal que corresponde al 9.4% del aporte de energía en una dieta estándar de 2000 kcal. Su consumo puede representar casi 9 cucharaditas de azúcar y se considera como factor de riesgo para el desarrollo del sobrepeso y la obesidad, comentó el licenciado en nutrición Héctor Infanzón, integrante del grupo académico Hablemos Claro.
El mayor problema es el consumo excesivo a lo que la Secretaría de Salud refiere que, en estas circunstancias, el riesgo de padecer obesidad aumenta en 60 por ciento y eleva en 26 por ciento el riesgo de desarrollar diabetes mellitus tipo 2.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda no consumir más de 50 g de azúcar al día (10 cucharaditas cafeteras), es decir menos del 10% de las calorías totales de una dieta estándar de 2000 kcal y sugiere que, si solo se consumen 25 g al día, es mejor para la salud (5 cucharaditas cafeteras).
“Consumir una bebida azucarada (de 355 mL) –gaseosa o no gaseosa- puede significar consumir alrededor de siete cucharaditas de azúcar. Las aguas frescas también pueden proporcionar más azúcar que la que nos recomienda la OMS”, declaró el también educador en diabetes por la Universidad La Salle México y el Centro de Orientación Alimentaria (COA).
Debido a lo anterior, las bebidas light –o bajas en calorías– y los sustitutos de azúcar, se han posicionado como una opción viable para el consumidor debido a que se obtiene el mismo sabor con menor cantidad de azúcar; sin embargo, explicó Infanzón, existe un gran desconocimiento sobre las bebidas bajas en calorías debido a que algunos consumidores las ven como “fórmulas mágicas” para perder peso.
“Debemos entender que las bebidas light o sin calorías no hacen magia: si en el cine pedimos palomitas grandes con extra mantequilla, nachos con queso, un helado y un refresco sin azúcar, lo light no hace que ‘desaparezcan’ las calorías de los otros alimentos. La clave está en el control de porciones”, explicó Héctor Infanzón.
Aclaró que si bien las bebidas bajas en calorías no hacen que perdamos peso por sí solas ni tampoco previenen la obesidad ni la diabetes tipo 2, sí pueden formar parte de un plan de alimentación saludable que incluya porciones adecuadas de todos los grupos de alimentos y actividad física para las personas que buscan un estilo de vida saludable.
Consumir sustitutos de azúcar sin calorías –destacó Héctor Infanzón– puede ser una herramienta útil en un programa de pérdida de peso, siempre y cuando esté supervisado por un especialista en nutrición.