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Arreando al elefante | ¡Mentirosos!

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RICARDO SEVILLA

Hace un par de sexenios mucha gente creía que personajes como Carlos Loret de Mola o Joaquín López Dóriga eran periodistas. En épocas de Calderón o Peña Nieto, muchos mexicanos y mexicanas encendían sus televisores o sus radios y decían: vamos a ver (o escuchar) las noticias.

Pero eso ha cambiado. Ya poca gente enciende la radio o la televisión. Y cuando lo hace, difícilmente es para oír a esos “periodistas”.

Y se comprende. La gente se ha dado cuenta de que estos personajes encubrían (y siguen encubriendo) a los dueños de los medios de comunicación donde trabajaban.

Hoy, personajes como Loret o Joaquín están enardecidos. Pero no sólo porque se hayan descubierto sus verdaderas motivaciones, sino porque su credibilidad quedó arrasada y, con ello, su negocio se está yendo al traste.

Quienes pertenecemos a otras generaciones, sabemos que, lamentablemente, la mentira y las dobleces siempre han inundado los medios de comunicación.
En mi generación, por ejemplo, sabíamos que Jacobo Zabludovsky, Guillermo Ortega, Guillermo Ortega, o Jorge Berry mentían. Entendíamos que formaban parte de la maquinaria propagandística del Estado.

Después vinieron personajes que proclamaron una línea editorial que rivalizaba con Televisa. Personajes como Javier Alatorre, Sergio Sarmiento o Lilly Téllez presumían ser periodistas, pero muy pronto nos dimos cuenta de que también mentían y, en su caso, no defendían los intereses de Emilio Azcárraga, pero sí de Ricardo Salinas Pliego.

Toda esta gente mentía, encubría y difundían verdades a medias o mentiras descaradas.

Hoy sabemos que eso que veíamos eran Fake News.

Hoy está corroborado que esos supuestos “periodistas” se dedicaban a confeccionar trabajos que presentaban bajo la apariencia de una construcción periodística, pero, en realidad, eran (y siguen siendo) mentiras.

Y hoy las nuevas generaciones saben que esas mentiras, esas falsedades, esas calumnias tenían un par de propósitos muy claros: ganar dinero con ellas o inocularle un tipo de ideología a la sociedad. ¿Y por qué? Porque usted y yo (y mucha gente ahora) sabemos que una sociedad desinformada es muy fácil de manipular.

Pero eso, afortunadamente, es algo que está cambiando.

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