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SEBASTIÁN RAMÍREZ
Ahora que Xóchitl Gálvez se fue de gira a Estados Unidos y España tras tantos intentos fallidos de levantar en las encuestas, no podía dejar de reunirse con Felipe Calderón, quien huyó a Madrid apenas comenzó el juicio contra su exsecretario de seguridad, Genaro García Luna, y allá se esconde desde entonces.
A Xóchitl no le bastó burlarse de los paisanos migrantes en Estados Unidos, en Madrid también insultó la memoria de tantas víctimas del calderonismo al reivindicar la guerra contra el narco que cobró miles de vidas en México, vidas inocentes a las que Calderón no tuvo reparo en calificar como “daños colaterales”.
Aunque Acción Nacional apueste al olvido, las y los mexicanos no olvidamos que Felipe Calderón entregó nuestras instituciones de seguridad al crimen organizado, ni que durante su presidencia robada vivimos uno de los capítulos más oscuros y violentos de nuestra historia moderna.
El hecho de que su candidata valide el horror del calderonismo desde Madrid, refleja su visión sobre el pasado y su apuesta en materia de seguridad. No olvidemos que durante el juicio a Genaro García Luna en Estados Unidos por delincuencia organizada y tráfico de cocaína, Xóchitl Gálvez calificó los testimonios que llevaron al jurado a encontrarlo culpable, como “cuentos chinos”.
Resulta por demás alarmante que la candidata presidencial de la derecha pretenda retomar la estrategia de seguridad del expresidente que rompió récord en violaciones a derechos humanos, y lejos de deslindarse de un personaje tan siniestro, se muestre con orgullo como la candidata de Felipe Calderón.
