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Juan Hernández
Estamos a unas semanas de conmemorar aquel fatídico 19 de septiembre en que salieron a relucir la corrupción de las delegaciones del entonces Distrito Federal y que hoy en día, miles de capitalinos viven sus secuelas en carne propia y en el corazón.
Vale la pena retomar los datos aportados por la Secretaría de Gestión Integral de Riesgos y Protección Civil (SGIRPC), que a la fecha ha detectado que más de 50 mil inmuebles en la Ciudad no cuentan con su Programa Interno de Protección Civil (PIPC), lo que podría poner en riesgo la seguridad de sus ocupantes.
Ante ello, Myriam Urzúa, titular de la SGIRPC, ha advertido que aquellos edificios que no cumplan con esta medida podrían enfrentar la suspensión de su operación hasta que se pongan al día.
Y bien vale la pena recordarlos, pues con el destape de la llamada Cloaca Inmobiliaria en algunas alcaldías de la CDMX, se advierte que este PIPC es un instrumento esencial de planeación y operación que busca reducir los riesgos identificados y establecer acciones para prevenir o atender emergencias y desastres, como sismos, inundaciones y deslaves.
Es por ello que las unidades habitacionales, mercados, hospitales, escuelas, parques de diversiones y otros inmuebles destinados al servicio público están obligados a contar con este programa y ya sea por omisión de algunas autoridades, complicidad, corrupción e incluso, hasta apatía, es en los momentos de emergencias cuando se dan cuenta de la importancia de contar con este Programa Interno de Protección Civil.
Solo hay que recordar tragedias como el incendio de la discoteca Lobohombo o New’s Divine.
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