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Ricardo Sevilla
Hay una grave descomposición social. Y esa descomposición social, que cada vez se torna más alarmante, tiene que ver con la pérdida, cada vez más gradual, de valores éticos y morales.
Y prueba de ello son estas macabras acciones que, últimamente, hemos visto captadas en video. Escenas delirantemente sombrías como la del extorsionador que, apenas el mes pasado, arrojó a un perrito, vivo, a un cazo con aceite hirviendo y que, al final, resultó que era policía, según confirmó la Secretaría de Seguridad Ciudadana.
O escenas como la de la pareja que entró a golpear a la maestra de un kínder en Cuautitlán Izcalli y que, al final, resultó que el tipo que acompañaba a la agresora era un secuestrador y torturador.
Todas acciones que parecen sacadas de los libros del histórico reportero (de nota roja) David García Salinas. Todos crímenes espeluznantes.
Y las cosas no parecen mejorar. El discurso extremista y la arenga de la derecha han permeado en cierta parte de la población. Y pienso, ahora, por ejemplo, en el discurso incendiario de Guillermo Sheridan que opina que el mexicano es, por lo general, ignorante, violento, tonto, fanático, corrupto, ladrón, sexista, caprichoso, alcohólico y arbitrario. Y eso, desafortunadamente, son ideas que han sido tomadas como estandarte por algunas mentes enfermizas.
Y otra prueba de ello es el tipo que apareció hace un par de días amenazando de muerte al presidente Andrés Manuel López Obrador. En una grabación, tomada en Lomas de Chapultepec, se escucha decir a este sujeto que, si tuviera la oportunidad, asesinaría al Primer mandatario.
Y no es un caso aislado. Últimamente se van acumulando esa clase de expresiones. Estos personajes extremistas, se han dejado engatusar por el virus de la derecha radical, ese conservadurismo atolizado por el discurso de odio de un Martin Moreno que, por ejemplo, pide que quemen vivos a los morenistas. Y si uno voltea a ver al Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación se encontrará con que el presidente de ese organismo, Reyes Rodríguez, escribió aquel tuit miserable diciendo: “Ojalá ya se muera”, refiriéndose a AMLO. La derecha está infectada por el odio. Y no parece tener cura.
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