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Juan Hernández
Conforme pasan los días, en las alcaldías de la Ciudad de México se comienzan a perfilar aquellos personajes que aspiran a ser concejales, diputados (locales y federales), senadores y hasta alcaldes de sus respectivas demarcaciones.
Sin embargo, hay demarcaciones que más de uno ha levantado la mano porque piensa que es la opción y cuenta con el respaldo popular. Pero también está el riesgo que nuevamente, aparezcan los fantasmas de los llamados “partidos cachavotos”, como en su momento lo fueron el Partido Encuentro Solidario (PES), Fuerza Social por México (FSM) y Redes Sociales Progresistas (RSP) y uno llamado ELIGE, los cuales hicieron un papel penoso y mediocre en las elecciones del 2021.
Basta señalar que, en su conjunto, los votos nulos de la pasada elecciones superaron en un 3 a 1 los votos obtenidos por la llamada “Chiquillada”, que perdió su registro; empero, como saben el camino, es muy probable que en el 2024 regresen para convertirse en las rémoras de los llamados “partidos grandes”, con tal de tener un lugar en el edificio de Donceles, en el Palacio Legislativo de San Lázaro y en el pleno de la Cámara Alta.
De cara a las elecciones del 2024, PRD, PT y PVEM se juegan su última carta para seguir vivos o de lo contrario, perderán sus registros y, en consecuencia, se irán despidiendo de las prerrogativas del INE.
De cara al 2024, las alianzas se han cerrado y con la eliminación de la llamada “cláusula de vida eterna”, de mantenerse las tendencias de las encuestas, es muy probable que México tenga uno o dos partidos políticos nacionales menos, sin contar que la chiquillada que emergerá para el 2024, busquen a toda costa tener “candidatos taquilleros”.
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