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Ana María Vázquez
En una entrevista para Proceso, la revista propiedad de su concuña, María Sherer, el expresidente Felipe Calderón criticó duramente la “intervención” del narcotráfico en los comicios del 2024 a favor de Morena, tal como, afirmó, sucedió en las elecciones locales del 2021. Sin mayor prueba que su dicho, Calderón, entrevistado en su refugio de Madrid durante su participación en el foro de la Fundación Nacional para la Libertad, una de las organizaciones auspiciadas por Atlas Network, entidad que financia proyectos políticos en Latinoamérica orientados a la ultraderecha.
Disfrazado de filantropía, y presididos por figuras relevantes como lo es Mario Vargas Llosa en esta Fundación; Atlas Network es solo uno de muchos frentes con los que la ultraderecha pretende dar marcha atrás a los gobiernos de izquierda para regresar nuevamente al neoliberalismo.
Atlas Network se sostiene a través de grandes multinacionales como Procter & Gamble, Phillip Morris, Exxon Móvil, Pfizer, Shell y muchos más.
Protegido y “empoderado” por organizaciones como esta, el expresidente que más ha dañado y sangrado al país, el llamado protector y confidente de García Luna, ahora arremete con la bandera de los cárteles que el mismo protegió y en cuyo mandato surgieron entre 60 y 80 cárteles nuevos, pretende con el escudo del narco, justificar la estrepitosa caída de los ahora partidos de oposición. Calderón está ciego y sordo, carece de memoria y sentido crítico hacia su propio gobierno, pero la protección e impulso con que cuenta ahora, lo hace envalentonarse. No pasaría nada si solo fuera eso, desafortunadamente el embate de la ultraderecha viene con todo y se ha asentado ya en España, Italia, Suecia, Eslovenia, Hungría, Austria, Finlandia y Países Bajos; en Latinoamérica está en Chile, Brasil, Colombia, Argentina y comienza a enraizar en México.
Bajo la ideología del “bien común”, se disfraza de nuevo el neoliberalismo, la represión, el extremismo ideológico y religioso que ya vivimos en varias etapas del país y que ahora vendrá con más fuerza. Por ello, la voz de Calderón no es menor ni es simple, es el campanazo de alerta para lo que viene. La lucha apenas empieza.
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