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Sebastián Ramírez Mendoza
Como es conocido por todas y todos, en Morena estamos a unos meses de comenzar el proceso interno para elegir a la persona encargada de coordinar los Comités de Defensa de la Cuarta Transformación en el proceso electoral del 2024. Como lo ha dicho el Presidente López Obrador, en estos tiempos ya no existen los tapados ni el clásico “dedazo” presidencial. Es bien sabido cómo durante el viejo régimen era el presidente de la República quien elegía arbitrariamente a su sucesor. Sin embargo, en Morena tenemos estatutos claros en donde se definen los procesos para contender. Todas y todos quienes militamos en el Movimiento de Transformación conocemos los lineamientos y nos comprometemos diariamente a seguirlos.
Debemos sentir un gran orgullo de que mientras en la oposición las negociaciones son cupulares, turbias y excluyentes de sus propias bases, en Morena el método es claro y nuestra vida interna es transparente. Sin mencionar que tenemos compañeros y compañeras excepcionales que ya han manifestado su intención de participar para darle continuidad al Proyecto de Nación que ya inició en México y que ya nadie lo detiene.
En este sentido, estamos conscientes de que se aproximan semanas de profunda reflexión y debate al interior de nuestro Movimiento, y lo mejor es siempre actuar con generosidad y compañerismo, rechazando toda denostación a nuestras compañeras y compañeros con quienes compartimos tantas causas en común. Los militantes de la 4T, de cara a este proceso, tenemos la misión de cuidar el bien más precioso con el que contamos: Morena. No podemos perder de vista que nuestro Partido es, antes que nada, el instrumento del Pueblo para materializar luchas, causas y, sobre todo, para transformar. A Morena lo cuidamos con unidad y fraternidad.