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Ricardo Sevilla
A diferencia de otras áreas o sectores, en política las comparaciones son siempre válidas. Y saludablemente dolorosas. Justo por eso, vale la pena ceder a la comparación de dos administraciones presidenciales: la
de Felipe Calderón y la de Andrés Manuel López Obrador.
Veamos: En su cuarto año de gobierno, FECAL seguía manteniendo una guerra, supuestamente contra el narcotráfico, cuando la mayoría de la población consideraba que eso era un fracaso y laceraba a México.
Debido a ello, Estados Unidos pasó de elogiar el gobierno de Calderón a calificar de insurgencia el problema del narcotráfico. Y fue cuando FECAL dijo que le dolían mucho las víctimas, agregó una frase miserable:
“pero tenemos que pagar los costos hoy en esta lucha contra la delincuencia”.
En el cuarto año del calderonato, las protestas ciudadanas por las muertes de esa guerra, que el granuja de Calderón llamó “daños colaterales”, y que derivó en crímenes de civiles y violaciones a los derechos humanos se incrementaron en la misma medida que los cercos de seguridad del Estado Mayor Presidencial.
En cambio, ¿qué ha ocurrido durante el cuarto año del gobierno de AMLO? El Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad reportó que el homicidio doloso disminuyó 7.8% entre mayo de 2018,
el mes más violento del sexenio de Enrique Peña Nieto, y mayo de 2022; logrando reducir una tendencia al alza en este delito, respecto del sexenio de Felipe Calderón, cuando se declaró la llamada “guerra contra
el narco”.
Por otro lado, México es actualmente uno de los 10 países del mundo con más vacunas contra COVID-19 aplicadas.
