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Uno de los mayores deseos de un padre es que su hijo crezca sano, feliz y tenga un gran éxito en todas las facetas de su vida. Pero educar a un niño no siempre es fácil, y puede ocurrir que, muchos progenitores, en un intento de darles todo a sus hijos, abusen de la sobreprotección y terminen mimando excesiva y nocivamente a sus hijos.
Un niño feliz no es aquel que tiene la casa llena de juguetes y al que todo se le consiente, porque los regalos en exceso pueden causar que un hijo crezca malcriado y se vuelva caprichoso, grosero y hasta chantajista. En este sentido, el comportamiento de los padres y su manera de educar sus hijos va a afectar a la personalidad futura de éstos y a su bienestar y felicidad a lo largo de su vida. Por eso hay que actuar a tiempo.
