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Cdmx hoy y mañana
Arturo Ríos Ruiz
CIERRE DE AÑO AGITADO.– Antorcha Campesina ha hecho de las suyas en el Congreso, se ha dado el lujo de imprimir su acostumbrada violencia para acarrear dinero a sus líderes como lo han hecho todo el tiempo, ahora se muestra como la cara bélica del PRI para fines políticos.
En dos ocasiones ha mantenido a los legisladores encerrados contra su voluntad y hasta por 12 horas y lo raro es que todo queda en noticia alarmante y nada de acciones que indiquen que está presente el Principio de Autoridad.
Todo mundo de los que conocemos de estas lides, recordamos la paradoja de Héctor Ramírez Cuéllar, hoy diputado y precisamente de la Comisión de Presupuesto, a quien por ende, le toca lidiar con estos rijosos desde el punto de vista como autoridad.
Somos muchos los que pensamos que Antorcha Campesina debe ser castigada por su actuación que es un acto delictivo, no significa nada más que un evento primitivo por rijoso y falta de respeto a los diputados, si se deja así será un permiso de impunidad que trastocará la actividad del Congreso y cualquiera podrá actuar de esa manera.
Es una buena oportunidad para imponer el respeto a la ley que se dejó perder más en el recién concluido gobierno priísta, todo mundo se fue con negocios descarados, exhibidos todos los días y el Presidente saliente se la pasó disculpándolos y promoviendo el desastre moral en que nos encontramos.
Es un caso claro que exige una acción para quienes insisten en generar la violencia que de por sí está regada en todo el país con decenas de muertos todos los días, ya nos tienen desesperados y ahora la violencia política, ya es menester comenzar la lucha por devolver la paz que tanto se necesita.
LA BUENA DE ORTA.- El nuevo jefe de la policía, el joven Jesús, hizo un buen anuncio: se acabaron los entres policiacos de los subordinados a sus manados. Buen principio, hay que reconocerlo.
Seguro esto implica también el fin a la venta de grados que ha sido común en la dependencia, las “rentas” de los policías que se aplican más con su presencia en determinados negocios a cambio de una contribución económica de los dueños de los negocios y así, muchas prácticas que alejan a los uniformados de su real cometido.
