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Por Ricardo Sevilla
Hace un par de días ofrecí una lista sobre los aspirantes a ministros y ministras que, hasta ese momento, más me convencían. Y me pregunté si no estaba siendo excluyente. Y mi respuesta fue que sí. Toda lista, por naturaleza, es excluyente.
Sin embargo, la pregunta también me obligó a revisar mis opciones. Así que saqué la lupa y volví a asomarme a las diferentes opciones. Y en esta revalorización me llamó poderosamente el perfil de Fabiana Estrada Tena, candidata a ministra de la Suprema Corte de Justicia de la Nación.
Ya la había entrevistado y volví sobre sus respuestas. Me interesaron. Y es que Fabiana, de llegar a la Corte, ofrece transformar la justicia para hacerla más humana y sensible.
Y esta frase no es un eslogan hueco. Al contrario: esta es la piedra angular de su visión. Y es que esta propuesta busca generar un cambio de paradigma donde el sistema judicial no solo sea eficiente, sino también empático y cercano a las necesidades de las personas.
Y algo más: Fabiana quiere orientar los procesos y la cultura judicial hacia la atención integral del ciudadano. ¡Y vaya que eso hace mucha falta en el Poder Judicial!
Otra de las propuestas de Fabiana es eliminar las barreras de acceso a la justicia, sean económicas, geográficas o culturales. Y eso me gusta porque, de ser favorecida con el voto popular, Estrada Tena, ya como como ministra, estaría impulsando políticas activas para asegurar que la justicia sea accesible e igualitaria para todos los sectores de la sociedad, priorizando a los más vulnerables.
Y me agrada que Fabiana también reconozca la diversidad cultural de México y la necesidad de que el Poder Judicial, e incluso todo el sistema judicial, sea sensible a las particularidades de los pueblos y comunidades indígenas, garantizando un acceso efectivo a la justicia para ellos.
Si la transformación hacia una justicia empática y cercana a la gente es el objetivo, Estrada Tena ofrece un camino claro. Tendrá mi voto.
