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Ricardo Sevilla
Un fantasma recorre los medios de desinformación: el fantasma de la estupidez y la ignorancia. Hace unos días, el pasado lunes 31 de julio, un juzgado federal dio un plazo de 24 horas a la Secretaría de Educación Pública (SEP) para que someta a consultas previas el rediseño de los libros de texto gratuitos que serán distribuidos en todo el país para el ciclo escolar 2023-2024 a nivel primaria y secundaria.
La jueza Yadira Mena, titular del juzgado Tercero de Distrito en Materia Administrativa, ya sabe cómo son los jueces en este país, dijo que “las autoridades responsables han sido omisas en dar cumplimiento cabal a la resolución referente a la suspensión definitiva” de ese material didáctico.
Cabe recordar que, el pasado viernes 28 de julio, el presidente López Obrador dijo, sin que le temblara la voz, que los libros de texto gratuitos no tendrán cambios y aseguró, incluso, que en las próximas semanas serán entregados a millones de estudiantes.
Agregó que “ya los libros se están distribuyendo en todo el país y el 28 de agosto, cuando inicia el ciclo escolar, la mayoría de los libros van a estar en las escuelas”. Ojalá que sí, ya veremos.
Ahora mal, es importante mencionar que, desde el comienzo de este sexenio, las críticas contra la SEP han sido durísimas y constantes. Sin embargo, en las últimas semanas se han recrudecido, mostrando una especial beligerancia contra el director de Materiales Educativos de la SEP, Marx Arriaga.
De hecho, no es casualidad que los principales críticos de estos libros sean políticos panistas, como Ricardo Anaya, e intelectuales y periodistas de derecha vinculados a los grupos Nexos y Letras Libres.
No obstante, cabe señalar que, durante los sexenios de Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto, Héctor Aguilar Camín recibió (más) contratos millonarios de parte de la SEP.
Y a esa campaña de desprestigio, ahora debemos agregar que los neoliberales, encabezados por Ricardo Salinas Pliego, opinan que los nuevos libros de texto gratuito están infectados por “el virus del comunismo”. Y uno se parte de risa. Y es que estos (tarados) desinformadores no entienden un cacahuate de lo que hablan.
Y de ahí la importancia de continuar exhibiendo a estos ladronzuelos de cuello blanco: para que la piensen dos veces antes de delinquir.
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