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Sebastián Ramírez Mendoza
Una vez más el expresidente panista se hizo viral estos días en redes sociales, de nuevo por su ya conocido discurso de odio que nunca se ha molestado en ocultar y que lo caracteriza. En un intento por apoyar a su candidata Xóchitl Gálvez, publicó en su Twitter una imagen en la que se leía “Sheinbaum es judía búlgara, Marcelo es fifí francés, Noroña es extraterrestre y Adán Augusto es de Transilvania, la única mexicana es Xóchitl”. Después de que miles de personas le señalaran que su comentario xenófobo y antisemita está fuera de lugar en una crítica que debería ser política, Fox borró la publicación, pero lo que es imposible borrar, desafortunadamente, son sus fobias.
También se hizo presente en la discusión pública tras su entrevista en Tragaluz, en la que otra vez se lanzó contra los programas sociales, a la vez que lamentaba la pérdida de su pensión millonaria, ya que su seguro médico le costaba más de 100 mil pesos. En este sentido, le pidió a su candidata Xóchitl que regresara la pensión de expresidentes en retiro, y remató llamando “huevones” a las personas beneficiarias de los programas de bienestar, aunque se trate, a todas luces, de personas con mucho menos privilegios y más trabajadoras que el señor Fox.
Aunque las numerosas expresiones de odio que hicieron tendencia al panista toda la semana pasada bajo la excusa de impulsar a su candidata presidencial fueron rechazadas en la opinión pública, Xóchitl Gálvez no las negó y mucho menos las condenó. No podemos perder de vista quién impulsó a la candidata de la derecha en la vida pública hace más de 20 años y quién lo sigue haciendo ahora. En tanto Gálvez no se deslinde del clasismo, la xenofobia, el antisemitismo y el racismo de Vicente Fox en nombre de su aspiración, seguirá siendo cómplice del discurso de odio del Acción Nacional.
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