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Por Eduardo López Betancourt
VIVE EN LOS ESTADOS UNIDOS
Desde hace tiempo se cuestiona al Presidente de México, en relación particularmente de uno de sus hijos, se precisa
que vive en los Estados Unidos de América y que mantiene un nivel de vida
grato y envidiable.
Lo que resulta incómodo es que la labor
de un jefe de Estado este supeditada a sus
familiares, cuando estos tienen el pleno derecho de orientar su vida por el camino que
les guste.
No es el primer caso que se presenta en el jefe de la Nación, también se le
ha mencionado lo relacionado con sus hermanos y hasta de manera verdaderamente
cruel e inapropiada se ha hecho referencia a su hijo menor de edad.
De manera clara el presidente mexicano se ha desligado de
las actividades de sus familiares y en ello
le asiste absoluta razón.
Cada persona y en particular los gobernantes deben responder por sus propios actos, sin que para nada se les inmiscuya en sus lazos sanguíneos.
En el caso concreto López Obrador, ha sido
preciso que, si existen denuncias o señalamientos de actos indebidos, se debe acudir
a las instancias legales, pero ya es algo cotidiano y sistemático el de que laceren al Jefe
de la Nación, en una campaña que se vuelve
verdaderamente incorrecta y hasta ilícita.
En este tan conflictivo tema, se han introducido aspectos nada deseables, señalamientos contra personas interesadas, entre
los que se encuentran personajes importantes de la comunicación. Por tanto, la situación se está saliendo de control, pero lo que
no debe dejar de considerarse, es que la prudencia y el buen gobierno debe imponerse.
Esto es, preservar la libertad de expresión,
pero al mismo tiempo el respeto que se debe
de tener, para la integridad de cada mexicano. Ofensas, descalificaciones y amenazas,
deben ser relegadas para dar paso al debate
y más aún, a la búsqueda de la verdad que es
esencialmente lo que reclama el pueblo.