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Por Jorge Gómez Naredo
Se sabía que la relación de México con Donald Trump no sería fácil. El próximo presidente de los Estados Unidos es pendenciero y chantajista. Usa las redes sociales para intimidar, y lanza todos los días mensajes desafiantes a muchos países, partidos políticos, empresas y organizaciones sociales.
Cuando fue su primera gestión al frente de los Estados Unidos, Trump amenazó a México con imponer aranceles. El gobierno de Andrés Manuel López Obrador supo reaccionar y no sólo impidió la colocación de aranceles, sino que también, digamos, supo contener y “domar” al presidente estadounidense.
Hoy Trump -que en unos meses de nuevo será presidente- lanza la misma amenaza.
Afirmó que a México y Canadá llegan delincuentes que buscan ingresar a Estados Unidos. Por eso, indicó que impondrá aranceles del 25% a sus vecinos hasta que “solucionen” el problema de las drogas y la migración.
El análisis de Trump es erróneo y él lo sabe, pero lo que hace es propaganda. Y amenaza con lo de los aranceles. Busca intimidar. Busca generar miedo. Busca sojuzgar con mensajes en redes sociales a México y Canadá.
Por eso, la respuesta de la presidenta Claudia Sheinbaum fue contundente. Durante la mañanera, indicó que el problema de la migración y el tráfico de drogas no se acabará con medidas absurdas, sino con cooperación de los países involucrados. Además, afirmó: “A un arancel, vendrá otro en respuesta”.
Donald Trump es un presidente pendenciero que hace política vía la amenaza. Si se atreve a imponer aranceles, quienes más sufrirán son los consumidores y las empresas estadounidenses. Por eso, imponer aranceles es una medida suicida, y Trump lo sabe, pero está amenazando.
Ahora bien, con la respuesta que dio la presidenta Sheinbaum, Trump ya entendió que, quien dirige México no es ninguna persona pusilánime, sino una mandataria que sabe hacer política y sabe defender a su país. Muy bien por Claudia Sheinbaum.