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Ayer en la llamada “Conferencia de los Jueces”, me llamó la atención la exposición del magistrado José Rogelio Alanís: “gracias a los medios de comunicación que nos acompañan, sin ustedes la democracia y la república no son posibles gracias a ustedes por allegar a la sociedad, la información para que esta decida de manera informada y racional, lo que es más conveniente a sus intereses”.
El juego del teléfono descompuesto en el que no se han enterado que la ciudadanía YA DECIDIÓ, desde el día de la elección y el #PlanC como una promesas de campaña de la presidenta Sheinbaum, da la impresión de que estamos viendo en macro lo que cada ciudadano ha pasado cuando tiene que enfrentarse a las personas juzgadoras aun teniendo la razón y éstas dan largas, vueltas e “interpretaciones” a lo que ya está publicado en el Diario Oficial.
No solamente pretenden, de nuevo, hacernos pasar como menores de edad sino también el defender los contratos (literales o tácitos) que cada uno tiene y que van alargando con estos mismos juegos a su conveniencia, tomemos como ejemplo el caso del terreno de Chapultepec del que se apropió Carlos Salinas para hacer su “paseo privado” y que fue tratado en la mañanera de ayer, un tema que viene desde el gobierno de Fox y que aún se litiga a favor de una constructora para construir departamentos; el caso de los etiquetados a productos chatarra que permanece en litigio y que ahora recibe otro golpe a través de la SEP; un caso más, los 63 millones que Ricardo Salinas debe al SAT, acumulativo desde 2008 y que ha recibido el mismo tipo de tratamiento que hoy se le quiere dar a una reforma judicial ya publicada.
No están solos, los juzgadores responsables de los 274 recursos en contra, también están respaldados por las multinacionales extranjeras a las que han favorecido durante los años del neoliberalismo y que se niegan a trabajar en una cancha más justa y equitativa, y como último punto y no por ello menos importante, es la responsabilidad de las personas juzgadoras en la seguridad del país y que se ha visto vulnerada al liberar a peligrosos capos.
Empantanados en sus propias trampas, los juzgadores cada vez se hunden más al querer defender lo indefendible: la soberanía radica en el pueblo, no hay más, y éste ya decidió.
Ana María Vázquez
Escritora/Dramaturga
@Anamariavazquez