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Por Juan R. Hernández
El exdiputado Humberto Morgan, actual vicepresidente del Observatorio Ciudadano de Seguridad de México, ha sido uno de los principales defensores del uso de motocicletas en la Ciudad de México. Desde su tiempo en la Cuarta Legislatura, impulsó medidas para permitir que motocicletas de más de 250 cm³ tuvieran acceso a vías rápidas como el Periférico y el Circuito Interior. Su visión era clara: adaptarse a las nuevas dinámicas de movilidad de la ciudad.
Y no estaba equivocado. El uso de motocicletas ha crecido más del 200% en los últimos cinco años. Este auge no se debe únicamente a la comodidad de moverse entre el tráfico infernal, sino también al acceso a modelos más asequibles, como las populares Italikas. Sin embargo, este crecimiento masivo ha traído consigo serios desafíos, sobre todo en materia de seguridad vial y regulación.
Morgan no se anda con rodeos: el marco legal que regula las motocicletas se ha quedado obsoleto. Mientras más y más personas optan por este medio de transporte, la normativa parece no ponerse al día, lo que genera riesgos tanto para motociclistas como para el resto de los usuarios de las vías. El exdiputado propone que las autoridades se sienten a dialogar con clubes y asociaciones de motociclistas, con el fin de establecer reglas claras que promuevan el uso de cascos de calidad, licencias especializadas y una cultura de seguridad en general.
Otra preocupación clave para Morgan es la falta de formación adecuada para los motociclistas. Sin un control adecuado y una mayor presencia de agentes de tránsito, los comportamientos imprudentes se multiplican, y los accidentes no se hacen esperar. En su opinión, armonizar las normativas y educar a los motociclistas es la única forma de evitar que esta tendencia termine siendo un problema mayor para la Ciudad de México.
La propuesta es sencilla pero necesaria: fomentar el diálogo, apostar por la educación vial y garantizar la seguridad en las calles para que motociclistas, ciclistas y automovilistas puedan convivir de manera pacífica en esta urbe cada vez más compleja.