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mayo 01, 2024

Voces

Arreando al elefante | Juan Pablo y Xóchitl, los arrogantes

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Por Ricardo Sevilla

Juan Pablo Sánchez Gálvez, hijo de Xóchitl Gálvez, ha sido el triste protagonista de un incidente violento en un antro en Polanco.

El hijo menor de la candidata de la derecha agredió a empleados con una actitud incróspida y arrogante.

Más allá del penoso episodio, este comportamiento revela una faceta preocupante en un individuo que, hasta ayer, desempeñaba un papel clave en la campaña de su madre rumbo a las elecciones de 2024.

Y es que el rol de Juan Pablo en la campaña de su madre era el de coordinador nacional de la campaña juvenil.

Este sujeto, que resultó ser un vulgar y anodino clasista, tenía la responsabilidad de crear una red de jóvenes para difundir el mensaje de su progenitora, Xóchitl Gálvez, entre la juventud mexicana.

Desde luego, su propósito fue un rotundo fracaso. Y tuvo que renunciar.

Lo cierto es que su inexcusable comportamiento plantea interrogantes sobre la idoneidad para liderar cualquier proyecto.

Resulta extraño (y chocante) que su formación en administración y gestión de empresas en la Universidad Iberoamericana no haya logrado mitigar su soberbia.

Recordemos que sus declaraciones en redes sociales, donde proclamó a su madre como “la madre de todo México”, y su desprecio hacia los demás, evidencian una falta de empatía y una búsqueda desesperada de reconocimiento.

Ahora bien, pongamos un escenario hipotético.

Si Xóchitl llegara a la presidencia, la presencia de Juan Pablo, como parte de la familia de Gálvez, plantea serias preocupaciones sobre su comportamiento. ¿Qué imagen proyectaría una mandataria que no puede atender el irrefrenable comportamiento egocéntrico de su hijo? ¿Qué imagen daría sobre su gobierno?

Y la pregunta es: ¿Juan Pablo es el reflejo de la educación que le dio Xóchitl? ¿Gálvez también es arrogante?

Y de ser el caso, no olvidemos que los políticos arrogantes tienden a menospreciar las opiniones y a no escuchar a otros, lo que puede obstaculizar la capacidad de llegar a acuerdos y trabajar en conjunto para lograr objetivos comunes.

Definitivamente, las actitudes despectivas de la familia Gálvez podrían ser contraproducentes en un entorno político que demanda sensibilidad, empatía y colaboración.

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