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SAMUEL CANTÓN ZETINA
En las Cámaras va a haber una guerra por las reformas del presidente, pero hay un resultado que desde ahora se conoce: Congreso, partidos políticos y Poder Judicial conservarán -con la impunidad de décadas- sus inmensos privilegios.
No hay que ser adivino para saber que seguirán unidos -en la defensa de sus “conquistas”- para protegerse mutuamente de las arremetidas de AMLO.
Las franquicias partidistas no van a permitir que desaparezcan las diputaciones y senadurías pluris. De nueva cuenta estamos viendo por qué: los dirigentes las usan para ellos, sus familias, y para repartir entre amigos, amantes e incondicionales.
La oferta opositora de pluris, opinó el politólogo Lorenzo Meyer, “es una vergüenza”.
Menos van a dejar que les recorten el dineral de prerrogativas.
Pero si acaso MORENA y sus aliados logran que este hecho histórico se apruebe en las Cámaras, ahí está el Poder Judicial -cómplice vetusto y enmarranado- para dilatarlo y “congelarlo” (como lo hicieron con la desaparición de sus multimillonarios fideicomisos).
Y viceversa: legisladores respaldan a ministros, magistrados y jueces para que su reino de cinismo y corrupción continúe intocable.
Un togado se hizo cirugía plástica con cargo a los contribuyentes mientras la esposa pedía al médico: “Déjele la naricita como la de Peña Nieto…”, narró el de Tepetitán en La Mañanera.
De ese modo, aun tratándose de un mandatario con el poder del paisano, aquello no va a proceder.
Los intereses creados son demasiado hasta para él.
Partidos y políticos trafican con los cargos y el presupuesto, pero la gente del Judicial está peor porque además rellena sus bolsillos vendiendo la justicia y traicionando al pueblo de México.
¿Para qué quieren más dinero -los 11 jueces duran ¡14 años! en el puesto-, si ganan más de $600 mil al mes, y con prestaciones suman más de $6.5 millones al año?
“Y ni trabajan…”, dijo Obrador (hay presos con 10 años sin sentencia).
