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Sebastián Ramírez Mendoza
Hace unos días se dieron a conocer los resultados de la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos 2023 del INEGI, así como la evaluación en términos de pobreza y desarrollo del CONEVAL. Lo que se muestra a nivel nacional, pero específicamente en la Ciudad de México pinta un panorama muy esperanzador, toda vez que en la Capital tenemos una disminución sin precedentes de pobreza. De 2019 a la fecha, 533 mil 234 personas ya no viven en pobreza extrema ni moderada, es el nivel más bajo en la historia.
Hoy somos una ciudad menos desigual. De acuerdo con el análisis de la Agencia Digital de Innovación Pública a partir de las mediciones mencionadas en líneas anteriores, hace 5 años los más ricos ganaban 19 veces más que los más pobres, y entre el 2018 y el 2022, esa brecha se redujo en 21%. Además, en los últimos dos años el ingreso promedio de todos los hogares aumentó 4 mil 167 pesos; para los hogares más pobres este aumento significó un 17% en sus ingresos. Es imposible ignorar la participación de los programas sociales en lo anterior, pues mientras que en 2018 solo 543 mil hogares recibían algún programa, en 2022 la cifra aumentó en un 178%. Hoy 1 millón 508 mil familias de la Ciudad de México reciben algún programa del Gobierno, beneficiando especialmente a los 5 deciles pobres. Al respecto cabe resaltar la importancia de programas como Mi Beca para Empezar en el aumento de la cobertura.
A nivel nacional son 8.9 millones de personas las que han salido de la pobreza. Contra todo pronóstico y análisis que buscan desacreditar las transferencias a las personas que más lo necesitan, los gobiernos de Andrés Manuel López Obrador a nivel federal y Claudia Sheinbaum y Martí Batres en la Capital, han dado los resultados que por décadas no alcanzaron los gobiernos del PRI y el PAN. “Primero los pobres” no fue solo una consigna de campaña, sino una nueva forma de gobernar.
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