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abril 27, 2024

México

Desde eL 2006, en la confianza de Obrador

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● El Tribunal Electoral validó el robo del 2006

● Fue parte del Gobierno Legítimo de AMLO

● Impulsó la Revolución de las Conciencias

CIUDAD DE MÉXICO. – Siguiendo con no aceptar que Calderón ganó la elección presidencial por una diferencia de ¡230 mil votos! –0.56 por ciento de la votación total–, el primero de septiembre de 2006, Andrés Manuel, en el Zócalo capitalino, convocó a sus seguidores a que lo siguieran en la ruta de “una revolución de la conciencia”.

Los instó también a impedir que el presidente Fox rindiera su último Informe de Gobierno, como protesta por el “fraude” electoral. Entre ellos llegó Claudia Sheinbaum.

Andrés Manuel acusaba a Fox de haber auspiciado “el fraude” que había dado una ajustada victoria a Calderón. El Tribunal Electoral –que había rechazado sus acusaciones–, daría su veredicto y si declaraba válidos los comicios, el presidente electo debería tomar posesión ante el Congreso el 1 de diciembre. Por lo que ese primer día de septiembre, después de llamar a sus seguidores a que lo siguieran en la ruta de “una revolución de la conciencia, para que el pueblo dé la forma de su Gobierno”, entre gritos de “¡presidente, presidente!”, clamó:

–Ya decidimos hacer a un lado esas instituciones caducas que no sirven para nada, e impulsar la revolución de la conciencia, para que el pueblo decida. ¡Que se vayan al diablo con sus instituciones! ¡Vamos a tener un gobierno de la república!

Quince días después, la tarde del 16 de septiembre, sus seguidores lo exaltaron como “presidente legítimo de México” durante una reunión que llamaron “Convención Nacional Democrática”.

Asimismo, acordaron que “tomara posesión” del cargo el lunes 20 de noviembre en el Zócalo capitalino; desconocieron a Calderón como presidente de la República, declararon “la abolición del régimen de privilegios” y acordaron organizar un plebiscito hacia un constituyente. Una vez declarado “presidente legítimo”, integró su “gabinete presidencial”.

A Sheinbaum la nombró secretaria de Defensa del Patrimonio Nacional del llamado “Gobierno Legítimo”, caso que prueba bien que ella se había ganado su ánimo y confianza.

En esa posición, en abril de 2008, coordinó Sheinbaum el “Movimiento en Defensa del Petróleo” formando brigadas de mujeres a las que se les llamó “Adelitas”, en referencia a las féminas que participaron en la Revolución mexicana.

Las Adelitas realizaron movilizaciones de resistencia civil pacífica a las afueras del Senado, en protesta por el poco tiempo planteado para legislar y debatir la Reforma Energética y en contra de la supuesta tentativa gubernamental de privatizar Pemex.

CONSTRUYEN MORENA

Cuando en 2011 Andrés Manuel dejó el PRD para en construir el Movimiento de Regeneración Nacional, Morena, Claudia Sheinbaum también abandonó ese partido y lo acompañó a constituir Morena, como Asociación Civil. Como para entonces, el tabasqueño prevalecía como candidato a la Presidencia de México en las elecciones de 2012, la incluyó en su propuesta de gabinete para ocupar el puesto de secretaria de Medio Ambiente.

Al momento de su conformación, Morena tenía como objetivos prioritarios “transformar la vida pública de México, construir un nuevo pacto social para realmente respetar la Constitución y las leyes, y resolver los principales problemas que aquejaban a los mexicanos”. Aunque nació como un movimiento social, Andrés Manuel anticipó que participaría en las elecciones presidenciales de 2012, siempre y cuando él fuera el candidato mejor posicionado de las izquierdas y contara con el apoyo de las “fuerzas progresistas del país”.

Para su funcionamiento, Morena creó un consejo consultivo conformado por 84 escritores, intelectuales, científicos, académicos, empresarios, líderes sociales, periodistas, politólogos, economistas y artistas.

Además de la doctora Sheinbaum, entre otros estaban Rosario Ibarra, Carlos Payán, José María Pérez Gay, Armando Bartra, Bernardo Bátiz, Rolando Cordera, Arnaldo Córdova, Víctor Flores Olea, Laura Esquivel, Octavio Rodríguez Araujo, Ignacio Marván, David Ibarra, Alfredo Jaliffe, Jaime Cárdenas, Enrique González Pedrero, Adolfo Sánchez Rebolledo, Paco Ignacio Taibo II, Carlos Tello, Enrique Dussel, Ricardo Monreal, Luis Mandoki, Jorge Eduardo Navarrete, Enrique Semo, Jesusa Rodríguez, Layda Sansores, Julio Scherer Ibarra, Rafael Segovia, Bernardo Segura, Federico Arreola y Socorro Díaz Palacios.

Su Comité Ejecutivo lo integraban 17 especialistas, entre ellos: René Drucker, ciencia y tecnología; Elena Poniatowska, arte y cultura; Genaro Góngora Pimentel, justicia, legalidad y gobierno; Javier Jiménez Espriú, comunicaciones y energéticos; Héctor Vasconcelos, relaciones exteriores, y Rogelio Ramírez de la O, economía.

Su estructura no sólo fue por secciones o municipios, sino también por estratos sociales y culturales que incluían a jóvenes y estudiantes; artistas, intelectuales y científicos; trabajadores; ecologistas, así como mexicanos en el extranjero.

Andrés Manuel, como se esperaba, se convirtió en el candidato común de la coalición conformada por Morena, PRD, PT, Movimiento Ciudadano y de las organizaciones civiles que se sumaron para integrar un frente denominado Movimiento Progresista, con miras a la elección presidencial de 2012.

Como candidato comandó personalmente al ejército de ciudadanos dispuesto a vigilar las elecciones del primero de julio de 2012, y giró órdenes aquí y allá a sus seguidores, que le apoyaban ruidosamente y exigían limpieza en el esperado acontecimiento político-electoral. Acorde a sus indicaciones, los “protagonistas del cambio verdadero” y los representantes del movimiento, celosamente vigilaron el proceso electoral, con la certeza y la seguridad de poder cumplir tan delicado encargo.

En ese escenario se realizó el proceso electoral más grande de la historia mexicana, ya que no sólo se disputaba la Presidencia de la República y el cambio completo del Congreso de la Unión (500 diputados y 128 senadores), sino un total de 2 mil 127 cargos de elección popular, entre estos: seis gubernaturas, la jefatura de Gobierno del DF y los 16 jefes delegacionales, en el que votarían poco más de 50 millones de ciudadanos a lo largo y ancho del país.

Como es de sobra conocido las elecciones se desarrollaron y, de nueva cuenta, el tabasqueño perdió, ahora frente al priísta Enrique Peña Nieto. Pero no aceptó la derrota y, nuevamente, llamó a sus seguidores a no reconocer el triunfo del mexiquense (continuará).

 

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