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Ricardo Sevilla
Ahora sí, ya no hay lugar para la confusión. Como dice la frase hecha: más claro ni el agua. Y es que las reglas que deben cumplir las ‘corcholatas’ de MORENA a la presidencia ya están cabalmente definidas.
Como usted ya debe saber, el domingo pasado, el Consejo Nacional de Morena dio a conocer las reglas para los aspirantes que desean representar a ese partido, rumbo a las elecciones presidenciales de 2024.
Y que nadie se diga engañado ni engañada, porque las palabras de Alfonso Durazo, presidente nacional del Consejo Nacional de MORENA, fueron muy claras: que las ‘corcholatas’ que deseen participar en el proceso interno deben refrendar “formalmente y por escrito” su compromiso con los principios del movimiento de la Cuarta Transformación, entre los que se encuentran, de entrada, no mentir, no robar y no traicionar al pueblo; apegarse a la legalidad; comprometerse a respetar y respaldar el resultado final del proceso y dar su apoyo al que resulte coordinador en defensa de la 4T.
Algo más: los aspirantes tienen hasta el 16 de junio para renunciar a sus cargos públicos, y tendrán del 19 de junio al 27 de agosto para realizar “asambleas informativas” y dar a conocer sus propuestas a los ciudadanos; sin embargo, y ahí el gran problema, tienen prohibido descalificar el resto de los contendientes y el uso de recursos públicos para publicidad.
Y como parte de los acuerdos alcanzados, MORENA también estableció que los aspirantes deben evitar medios “opositores” o “voceros de la oligarquía”. Citlalli Hernández, secretaria general de Morena, adelantó que dos de esos medios, por ejemplo, son los pasquines Reforma y Latinus.
Y al ver este escenario, surgen varias preguntas: ¿Todas las corcholatas estarán dispuestas a abrazar los compromisos? ¿Y si se les encuentra, por ejemplo, en reuniones secretas, pasando el sombrero entre financiadores? ¿Y si se descubre pagando publicidad a modo a sus entrevistadores? ¿Respetarán esos acuerdos? Lo cierto es que ahí veremos quién será el o la auténtica heredera de la Cuarta Transformación. Y, por otro lado, ahí también veremos, como dicen en el barrio, quién era pura baba de perico.
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