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Enrique Sánchez Márquez
Calentadito y llena de envidia dejó Morena al priísmo estatal, luego de la manifestación de poder y fuerza que mostró Delfina Gómez durante su registro formal al contar con la presencia de gobernadores, diputados, senadores, dirigentes nacionales y la bendición del hombre más fuerte en el país. La zarandeada que les puso Morena no fue para menos, al grado que no pudieron disimular su terror y procedieron a organizar un encuentro similar para decirle al partido contrincante que también del otro lado soplan vientos fuertes.
Con premura y sin organización se pusieron en marcha a fin de que la precandidata electa a la gubernatura mexiquense por la coalición Va por el Estado de México, Alejandra del Moral, pudiera mostrar la estructura tricolor que recorrerá los 125 municipios de la entidad. Como se esperaba al evento asistieron también diputados federales, locales, expresidentes municipales, líderes de sectores y organizaciones, así como (dicen), más de dos mil militantes del tricolor, pero distó mucho del evento dominguero donde Delfina mostró músculo.
En suma, como subrayan sus adversarios, la gente de Alejandra del Moral está muerta de pánico y por hacer la cosas a la carrera, les salen mal las copias. En su mensaje sonó fuera de lugar esa afirmación donde aseguró que “la entidad no se entrega ni se negocia, sino que se gana en las urnas”, tal vez por aquella versión muy socorrida que corre en el sentido que el gobernador Alfredo del Mazo prepara maletas para irse de embajador a El Vaticano una vez que entregue la plaza.
Y es que, independientemente, de esta versión se mira difícil que en este 2023, el Partido Revolucionario Institucional (PRI) gane la contienda, cuando las encuestas ubican a doña Alejandra 18 puntos abajo. Es de recordar que en la contienda donde participó Enrique Peña Nieto para la gubernatura mexiquense, comenzó su campaña con 20 puntos abajo de su contendiente más cercano, Rubén Mendoza (qepd) logrando remontar el marcador y salir triunfante, pero estos son tiempos diferentes, con condiciones políticas muy distantes y con un poder muy alejado de las masas.
