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Salvador Guerrero Chiprés
Ante la derrota por, lo que estimo en al menos 17 puntos porcentuales, en el Estado de México, ahora el PRI le copia a su aliado igualmente perdedor, el PRD: en la búsqueda de la gestión de su naufragio acusa carrusel, ratón loco y acarreo… que parece no haber recibido como esperaba del último gobierno tricolor después de un siglo de control y trapacerías.
El presidente Andrés Manuel López Obrador ofreció no meterse y el gobernador Alfredo del Mazo hizo lo mismo.
Por primera vez, desde hace cuatro generaciones, los mexiquenses verán una opción diferente a la que usufructuó el poder, a veces de manera civilizatoria, otras autoritaria y muchas veces corrupta. Es esto último lo que aparecerá en la subterránea mesa de la negociación antes del cambio de administración.
¿Se perseguirá a algunas y algunos de ellos para sancionarles? ¿Se investigará el uso del erario no de 5 mil millones de pesos sino de más de un billón de recursos locales y federales administrados, por decirlo así, por el mismo grupo político solo durante dos sexenios incluido el de Enrique Peña Nieto?
Ahora, la oposición al cambio de régimen, se concentrará en buscar la victoria en la capital nacional, donde tampoco nadie les concede ventaja en las encuestas, para defender una porción útil del Congreso ante su inminente derrota en el 2024, muy probablemente, ante Claudia Sheinbaum Pardo.
La última banderilla la pusieron The Guardian y El País con la revelación de los desvíos priístas por 5 mil millones de pesos. Con la jornada de ayer, concluye la esperanza del PRI para el 2024 y sexenios posteriores.
Será arrastrado fuera de la plaza mexiquense luego de haber reducido su presencia electoral en el 2018 en más de 33 por ciento con respecto al 2012. La oportunidad verdadera es, sin embargo, para el conjunto de la población. A los resultados nos atenemos.
