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Echados en la Hamaca | Memento de una campaña en Coahuila

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Antonio Attolini Murra  

Durante los 60 días de campaña que duró el proceso electoral que renueva a la gubernatura del estado de Coahuila y a la totalidad de los 25 diputados y diputadas de su congreso, muchas son las cosas que hice y más todavía las que vi. Por ejemplo, recorrimos con la famosa BelloVan porque no hay nada más bello que hacer el bien sin mirar a quien casi 6,000 kilómetros y no salimos del estado.

Con los 16 candidatos y candidatas compartí templete, micrófono, comidas y cenas en más de 20 eventos públicos. Diego del Bosque, nuestro Presidente estatal, no me dejará mentir, pero no hay una persona que pueda pegar un micro perforado más rápido que yo en todo el Norte del país —, muy a su pesar.

Con la suela gastada, el sudor derramado y las manos roídas, terminé esta campaña con más aliados y amigos en todo el estado que con los que empecé. Como dice Sebastián Ramírez, colega columnista de este diario y compañero y amigo, la política es ese gran espacio de socialización que hace a completos extraños en compañeros en cuestión de horas.

Al ingeniero Guadiana hay que agradecerle por su esfuerzo, aunque insuficiente para lograr el triunfo, siempre fue honesto y desinteresado, mirando siempre por el bien de su equipo, de sus colegas, de su familia y de la gente que le pedía un saludo, un minuto de su tiempo o una gestión. Inolvidable la obsesión infantil —por eso genuina y noble— que tuvo con un megáfono que cargó durante toda la campaña y que lo emocionaba mucho utilizar.

En Frontera, Castaños, Sacramento, Candela, Guerrero, Zaragoza y muchos otros tantos municipios a donde fuimos, en la plaza pública y rodeado de gente, Guadiana se ruborizaba de una energía que sólo el Pueblo puede darle a quien lucha por su bienestar: fuerte y claro, gritaba con enjundia las loas al movimiento que lo acompañó toda la campaña: ¡VIVA LA CUARTA TRANSFORMACIÓN!

Viva, en verdad, porque vivo está el movimiento obradorista que mantiene todavía la llama de la esperanza viva de que a Coahuila llegue un cambio verdadero. Sin violencia, sin miedo, sin persecución, sin acoso, con igualdad, para poder soñar en libertad. Gracias, Ingeniero. Continuaremos con lo que sembró.

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