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abril 25, 2024

Voces

R-10 | Orates

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Salvador Trejo

Es verdaderamente indignante lo que hacen algunos uniformados de la Secretaría de Seguridad Ciudadana (SSC) que, en su afán por sentirse bien verduras, les importa un comino pisotear los derechos de los ciudadanos y pasarse por el arco del triunfo los protocolos de actuación.

Lo malo es que esta práctica ya es recurrente en los uniformados de tochos los sectores de la tira chilanga, que se extralimitan en sus funciones y hacen tareas que por ley no les corresponden, como “infraccionar” a motociclistas y automovilistas a los que detienen para morderlos sin ser agentes de Tránsito.

Eso fue precisamente lo que sucedió con el repartidor de comida Alejandro Olivares al que un cuico preventivo paró para exigirle los documentos de su motocicleta (tarea que no le correspondía) pero como no se dejó amedrentar ni extorsionar lo acusó de “faltarle al respeto” y mandó pedir refuerzos para someter al repartidor, a su esposa y sus dos hijitas, como si se tratara de peligrosos delincuentes.

Son indignantes las imágenes donde se aprecia como los uniformados y uniformadas prácticamente chinean a las niñas como si fueran delincuentes y hasta se las subieron a una patrulla. Entonces ¿para qué pregonan tanto el alto a la violencia contra las mujeres? Si los mismos azules maltrataron a dos niñas sin importarles su fragilidad.

Estas mismas acciones se cometen todos los días en las diferentes alcaldías y todo es porque la propia SSC solapa que agentes preventivos se metan en funciones que no les corresponder para como vulgarmente se dice sacar pa´l chesco o el cafecito; ahí es donde Asuntos Internos se debería de poner trucha y no después del niño ahogado o las niñas golpeadas ¡Abusivos!

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