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marzo 28, 2024

CDMX

Duermen en la calle a la espera de buenas noticias, tras accidente de L12

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REDACCIÓN

GRUPO CANTÓN

CIUDAD DE MÉXICO.- A ocho días del descarrila- miento del Metro en la estación Olivos de la Línea 12, percance que dejó un saldo de 26 personas muertas y 80 lesionadas, el panorama sigue siendo desolador, tanto en el lugar del accidente, como afuera de los hospitales.

En la llamada Zona Cero, donde ocurrió el percance el pasado 3 de mayo, ayer fue colocada una cruz de madera, de gran tamaño en recuerdo de las personas fallecidas. Afuera de los hospitales, el drama a todas horas está latente.

Las familias duermen en sus automóviles, y quienes no tienen vehículo, duermen en la zona de urgencias, en los pasillos y hasta en los camellones aledaños.

Duermen ahí, porque las notificaciones sobre la salud de sus pacientes, se dan de un momento a otro, y la angustia no los deja dormir si están en casa, es por eso que prefieren estar afuera de los sanatorios que en sus domicilios.

De nueva cuenta, la tragedia ha traído muestras de solidaridad de parte de la gente hacia las víctimas.

Grupos de hombres y mujeres han manifestado su inconformidad por los hechos. Creen que hubo negligencia de parte de las autoridades y reclaman justicia en las inmediaciones de la llamada Zona Cero, donde descarriló el tren.

Pero también ha habido respuesta de las autoridades, ordenando a la Oficina e Atención a Víctimas estar cerca de las familias y ayudarles en todo para que los momentos que pasan en los sanatorios sean menos difíciles.

La Oficina de Atención a Víctimas ha colocado carpas en las que proporcionan si- llas, agua y alimentos para quienes lo necesiten.

Las carpas de Atención a Víctimas funcionan las 24 horas del día, y están listas para atender a las familias de las personas convalecientes en los hospitales.

El accidente de la Línea 12, ha dejado una amarga experiencia para las autoridades de la CDMX, y también para los usuarios del Metro. Se viaja en el subterráneo con preocupación, con desconfianza ante la posibilidad de otro choque. Es la psicosis que se vive en el Metro.

En relación a las posibles indemnizaciones que el Gobierno de la Ciudad de México ha prometido, las familias de los heridos que se encuentran aún en los hospitales, prefieren no tocar el tema. Primero hay que rogar a Dios para que nuestros heridos se salven, dicen.

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