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CIUDAD DE MÉXICO.– Tal como lo adelantamos en las páginas de BASTA! desde el pasado mes de julio, que la balacera al interior del restaurante Hunon de Plaza Artz Pedregal, donde ejecutaron a los israelíes Azulay Alon y Ben Suchi, apuntaba a El Cártel de Tláhuac, y con el paso del tiempo y las investigaciones parece ser que no nos equivocamos, pues la Policía de Investigación de la Procuraduría capitalina, apoyada por fuerzas federales, prácticamente desmembró en menos de una semana al mencionado grupo criminal.
Lo anterior hace suponer que Carlos Alejandro Mendoza Sandoval, El Cindy, de 30 años de edad, yerno del extinto Felipe de Jesús Pérez Luna, El Ojos, y quien asumió el control operativo del Cártel de Tláhuac, fue el que ordenó la ejecución de los israelíes y proporcionó el dinero y las armas a los sicarios para cumplir su cometido.
Aunque las autoridades no lo han vertido, se presume que Esperanza Gutiérrez, la sicaria detenida tras la balacera en Plaza Artz, proporcionó datos importantes, direcciones y otras pistas para que la PDI y el Ejército le echaran el guante a El Cindy y La Lili. Cabe que recordar que Esperanza trabajó en el bar de Samantha Pérez, La Princesa de Tláhuac, hermana de la hoy detenida, y fue ahí donde comenzó a trabajar para el grupo criminal.
Además, Esperanza tenía averiguaciones por su participación en otros asesinatos; dos en la alcaldía Xochimilco, uno de un policía federal en Coyoacán y dos más en Tlalpan.
Tan probable es la versión de que el Cártel de Tláhuac está detrás de la ejecución de Azulay Alon y Ben Suchi, que tres días antes de la detención de El Cindy y La Lili; las autoridades también aseguraron a Carlos Ramón Hernández, El Perillas, jefe de sicarios de dicha organización criminal en un domicilio de la colonia Miguel Hidalgo, en Tláhuac.
