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NUEVA YORK, EU.– En la quinta semana de audiencias del juicio contra Joaquín El Chapo Guzmán, en calidad de testigo Tirso Martínez Sánchez, quien fungía como distribuidor de drogas en Estados Unidos, declaró que las operaciones de los cárteles del narcotráfico se consolidaron tras la muerte de Amado Carrillo Fuentes, en 1997.
Martínez, quien era apodado el Ingeniero o Futbolista, narró en el marco del juicio que tiene lugar en Nueva York que laboraba para el Cártel de Sinaloa y para el Cártel de Juárez entre 1990 y 2000, además detalló en la corte uno de tantos métodos usados por el acusado para transportar narcóticos: trenes de carga que llegaban hasta las ciudades de Los Ángeles, Chicago y Nueva York.
También relató que bajo el mando de El Chapo coordinó envíos de más 50 toneladas de la droga valoradas en unos 800 millones de dólares.
Explicó que los dos cárteles funcionaban en alianza desde 1990, cuando Amado Carrillo Fuentes era líder del Cártel de Juárez, y Guzmán e Ismael Mayo Zambada del Cártel de Sinaloa. Afirmó que tras la muerte de Amado la unión de los grupos amplió su capacidad para corromper políticos y policías, compartir plazas y puertos para el narcotráfico.
Pero ese pacto se diluyó cuando Guzmán ordenó el asesinato de Rodolfo Carrillo, hermano de El Señor de los Cielos, líder del Cártel de Juárez. Los Carrillo Fuentes vengaron esa ejecución ordenando el asesinato de Arturo Guzmán, hermano de El Chapo.