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El hombre del overol, como se conoce a Chico Che, sí que lo era: en su guardarropa llegó a acumular más de 200, revela su viuda, Concepción Rodríguez.
“Un día salimos y él se puso un overol y dijo: ‘uy, qué comodo’. A los dos días se fue a tocar a un pueblo y se lo puso, como nadie le dijo nada, se quedó así. Fue espontáneo, lo usó porque le parecía cómodo”, platicó.
Los hechos ocurrieron cuando ya había formado su grupo Chico Che y La Crisis. Ni cuando tocó con Los Temerarios ni con Los Bárbaros, tampoco cuando lanzó su primer LP, se había enfundado en lo que sería, junto con sus lentes, extensión de su personalidad.
Con el traje nació la leyenda: “Su overol se volvió como el traje de El llanero solitario, algo que significó y marcó a todo un público”, reveló la viuda.
El primer overol fue de mezclilla, sin bolsas: “Fue como una o dos veces que lo usó”, apunta su viuda. El guardarropa se empezó a llenar de overoles. Por comodidad, el músico le agregó a la mítica prenda las bolsas en las perneras y en el peto: “No se lo quitaba para nada, solamente para dormir se desprendía de la pieza”, dijo.
Al morir el cantautor, doña Concepción los conservó, y las reliquias ahora han salido del guardarropa para continuar la leyenda con Chico Che Chico.
“El overol tiene un significado mayor al ver ahora a mi hijo con uno, es algo muy emotivo”, puntualizó doña Conchita.