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Así como Andrés Manuel López Obrador es hoy un activo indiscutible que suma votos en las campañas electorales de sus correligionarios, así Cuauhtémoc Cárdenas, con el puro hecho de nombrar al tabasqueño candidato a gobernador por el recién creado Frente Democrático Nacional (FDN), le dio un gran impulso en su crecimiento político.
La prueba es que apenas López Obrador dijo sí a la lucha democrática, abandonando sus seis años de militancia priista, un histórico viernes 29 de julio de 1988, comenzó a recibir la adhesión de otros priistas distinguidos, con deseos de vientos democráticos.
Antes de volver a Tabasco, Andrés Manuel le pidió a José Ángel Gerónimo Jiménez, quien conocía desde que fue su colaborador en el Instituto Nacional Indigenista (INI), que convocara a sus amigos para sumarse a la campaña de 1988; en ese grupo estuvo Alberto Pérez Mendoza, Laureano Naranjo Cobián y Darvin González.
Aunque fuera del grupo de líderes, al menos durante esa campaña, Julieta Uribe se sumó desde el Partido Mexicano Socialista (PMS), que estaba en vías de extinción. Quienes levantaron olas en el tricolor fueron González Ballina y Naranjo Cobián.
El balancanense no sólo había sido edil de su municipio, sino estaba recién electo diputado federal, tenía un año y dos meses como presidente estatal de la Confederación Nacional Campesina.
Con su adhesión al proyecto lopezobradorista se convirtió en el primer diputado federal de lo que después sería el PRD, incluso antes de que se probara como tal en las urnas.
Además de que sería fundador del nuevo instituto político, resultado del FDN, González Ballina tendría el honor de presidirlo, pues luego sería el segundo presidente del PRD estatal.
El hasta ese momento reconocido dirigente campesino expresó su renuncia al tricolor en el desplegado “Manifiesto al campesinado y al pueblo de Tabasco”, publicado en diarios de Villahermosa.
“Cuando hace un año dos meses acepté el cargo de dirigente de la CNC estatal, lo hice con el mismo espíritu de servicio, pensando que desde ahí podía ayudar a la gente del campo. La experiencia me ha enseñado que no es así.
“Lamentablemente, en esa organización han acabado por imponerse intereses muy ajenos a los del agrarismo, yo he comprendido que, a pesar de cualquier esfuerzo, poco o nada puede hacerse ya en cuestiones como la regularización de la tenencia de la tierra, el otorgamiento oportuno del crédito agrícola o ganadero, o las afectaciones de Pemex”.
“En esas circunstancias, no me ha quedado más remedio que renunciar a la secretaría general de la Liga, porque siento que de lo contrario estaría traicionando no sólo a mi conciencia, sino a los campesinos que me han brindado su confianza como dirigentes. A lo que no voy a renunciar es a la lucha que ha dado sentido a toda mi vida”.
En su libro, Tabasco, víctima del fraude electoral, AMLO explicaría así las deserciones por la nueva causa democrática: “A partir del registro de mi candidatura, muchos amigos se acercaron a manifestarme su solidaridad, otros se ahuyentaron para siempre”.