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Por Ricardo Sevilla
Lamentablemente, el clasicismo y el racismo siguen creciendo a pasos a agigantados.
Y, por increíble que parezca, eso está ganando terreno en el ámbito periodístico.
Hace unos días, la actriz y conductora Claudia Mollinedo, conocida por su trabajo en la televisora ImagenTV y quien trabajó en el equipo de Ciro Gómez Leyva, protagonizó un incidente en un restaurante que rápidamente escaló a las redes sociales, ganándose el desafortunado apodo de “Lady Polanco”.
Lo que podría parecer un simple desacuerdo por el horario, tomó un giro lamentable debido a la terrible actitud de la conductora.
Y es que testimonios en redes sociales y la propia declaración de Mollinedo, donde afirmó: “nos sacaron como delincuentes”, evidencian una estúpida indignación que raya en el racismo y el clasismo.
Le explico por qué: la soberbia indignación de Mollinedo surge de la exigencia de que el personal del restaurante se negó a permanecer más allá de su jornada laboral para satisfacer su deseo (y el de sus amigas) de continuar la francachela.
Pero vayamos más a fondo.
Este comportamiento expone una arraigada creencia de impunidad y superioridad social, donde el respeto por los horarios laborales y los derechos del personal de servicio se ven minimizados frente al capricho de figuras públicas.
Y es que, infelizmente, para personajes como Mollinedo existe una expectativa arraigada en ciertos estratos sociales de que el personal de servicio debe estar disponible a toda hora, borrando los límites entre la vida laboral y personal.
Mollinedo, al menos, tuvo las agallas de salir a ofrecer una disculpa.
Sin embargo, el incidente de esta prestadora de noticias es un reflejo de lo que se conoce como privilegio blanco o de clase, donde la persona asume que sus deseos deben prevalecer sobre las normas establecidas y los derechos de los demás.
Confundir un servicio con servidumbre es un síntoma de profundo clasismo.
Y esta clase de estrellitas marineras deberían saber que la prepotencia no tiene horario, pero la dignidad del trabajador sí.