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RICARDO SEVILLA
Nuevamente, mandaron a volar a Xóchitl Gálvez. Esta vez ocurrió en Villahermosa, la capital tabasqueña.
Lamentablemente para sus mecenas y patrocinadores, cada vez son más constantes los eventos donde abuchean a la candidata que finge venir del pueblo pero que, todo mundo sabe, representa los intereses de la derecha más rancia.
Y aunque en los medios de comunicación de la derecha se desgañiten afirmando que Xóchitl es un fenómeno mediático, y que la gente cada vez la quiere más, lo cierto es que la realidad, dura y demoledora, cae una y otra vez, como un yunque sobre los argumentos de pacotilla de los periodistas e intelectuales que defienden a Gálvez.
A Xóchitl Gálvez, ya se vio, no la quiere el pueblo. Y ese rechazo no es gratuito. El pueblo tiene razones de sobra (y de mucho peso) para no estimarla. Recordemos que Xóchitl ha insultado al sureste y eso no lo olvidan las personas.
Y, para colmo, se le ocurre la descocada idea de hacer su graciosa aparición abordo de dos camionetas Cadillac Escalade, vehículos que, por cierto, en su versión más austera, tienen un valor de más de 2 millones y medio de pesos, cada una.
Y ese tipo de incongruencias las observa y evalúa la gente. El pueblo que se da perfecta cuenta de que Xóchitl Gálvez, la exfuncionaria foxista, representa a un gobierno al que, desde 2018, el pueblo decidió decirle adiós. Y de ahí que los esfuerzos de Xóchitl por levantar el vuelo resulten patéticos e insuficientes.
Y se entiende, porque, francamente, su talento intelectual es escaso, la consistencia de sus argumentos es nula y su carisma, en realidad, brilla por su ausencia.
El escenario de Xóchitl Gálvez es tan lastimoso que algunos personajes del conservadurismo ya están exigiendo que se le entregue la candidatura de la derecha a Marcelo Ebrard, otros aconsejan que se le conceda a alguna “estrella” de TV e, incluso, hay voces más radicales que opinan que lo mejor sería no presentar candidato.
Y todo eso, lo único que revela es que la frustración y la mediocridad de la derecha y su candidata están completamente desbordadas. Pero, ni modo, así es pasa hasta con las gelatinas más caras: no todas cuajan de la misma manera.