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Una cara bonita puede dar muchas oportunidades en un mundo tan visual como en el que vivimos. Sin embargo, las mentiras, el oportunismo siempre ven la forma de hacer caer a quien los usa, no importa lo hermoso/a que puedas ser.
Un claro ejemplo de esto es la historia de Anna ‘Delvey’, una joven de 27 años que durante mucho tiempo llevó una vida de lujo en Nueva York. Se codeaba con famosos artistas y financieros a los que les contaba que su padre era un diplomático y empresario petrolero alemán.
Desde ese momento, ella se volvió una maestra del engaño. Tal era su ingenio, astucia para confundir y lograr negocios impensables sin capital, que rápidamente escaló en la priamide capitalista convirtiendose en una prospera y nueva millonaria a los ojos de los demás.
Se hospedaba siempre en los mejores hoteles, comía en los mejores restaurantes y organizaba fiestas con frecuencia a las que acudían famosos, altos directivos y hasta deportistas, esto hacía que nadie jamás sospechara de ella.
De acuerdo con una investigación de la revista New York Magazine, con manipulaciones, Delvey logró engañar no sólo a conocidos ocasiones, sino también a grandes bancos, promotores e inversores.
La caída de la profesional
Pero como dice el viejo refrán, más rapido cae un hablador que un cojo, su pequeño imperio personal comenzó a caer con desiciones poco inteligentes.
En el 2016 quiso abrir su propio club y centro de arte contemporáneo. Uno de sus conocidos, el arquitecto Gabriel Calatrava, y su empresa familiar dedicada a bienes raíces le ayudaron a encontrar el espacio adecuado: seis pisos en un edificio de finales del siglo XIX situado en Park Avenue.
Anna fue asistida por expertos financieros y abogados famosos, como Joel Cohen, conocido por su investigación en contra de Jordan Belfort, conocido como “El lobo de Wall Street”.
Sus problemas comenzaron a evidenciarla cuando en febrero del año pasado, la “millonaria” alquiló una habitación en el hotel Boutique neoyorquino 11 Howard, haciéndose pasar por mejor amiga del dueño. Con esos engaños se alojó durante un mes en una suite que cuesta 400 dólares al día. Durante ese tiempo se hizo muy popular entre los trabajadores por dar generosas propinas.
Sin embargo, las dudas entre el personal se hicieron grandes cuando se descubrió que jamás había proporcionado el número de su tarjeta de crédito.
Consiguió saldar la deuda, pero al no dar un número de tarjeta tuvo que abandonar el hotel. Poco a poco se hizo evidente que debía dinero a muchas personas. Dos hoteles de Manhattan cuyas cuentas la joven no pagó acusaron a Delvey de robo de servicios.
Durante la investigación se descubrió que el nombre real de Anna Delvey es Anna Sorókina. Nació en Rusia en 1991 y en 2007 su familia se trasladó a una pequeña ciudad cerca de Colonia (Alemania). El padre de Anna trabajó como camionero y luego se dedicó a la venta de equipos de aire acondicionado y calentadores.
En verano del 2019 Sorókina fue arrestada en Malibú acusada de seis cargos.