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Esquina Mariposa: crónica de un vuelo efímero en busca de la libertad

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Carlos Ríos Quiroz

Pasaban las 12 de la noche, Sismey merodeaba las calles de Sullivan en busca de algún cliente. No se atrevía a acercarse a donde las sexoservidoras cotizaban sus servicios a los automovilistas, la razón: Sismey no tenía permiso para trabajar en el lugar.

Con sus tacones de 12 centímetros cruzó presurosa las calles mojadas de la colonia Cuauhtémoc. Decidió enfilar a su lugar preferido, el jardín de la Plaza Necaxa en las calles de Río Tiber y Río Grijalva. Quizá, pensó, tuviera suerte en esa fría noche de diciembre.

Antes de llegar a la esquina mariposa, vio acercarse un auto. Al fin. Ya la hice, se dijo. Se echó para atrás su largo cabello negro (postizo) y la tenue luz de la Plaza le iluminó los ojos negros y sus enormes pestañas (postizas), se acomodó el relleno de sus senos y levantó un poco el ceñido vestido rosa para mostrar sus muslos enfundados en unas medias negras de buena calidad.

Cinco sujetos viajaban en el Maverick blanco. Se bajaron. Luego, las preguntas de rigor, que cuánto, que si francés, que si ruso…

En un descuido, uno de los tipos la sujetó por el talle. Le puso un cuchillo en el cuello: -¡Ya valiste! ¡Le vas a pasar con todos!

La llevaron al lugar más alejado y lúgubre. De nada sirvió estar a unos pasos de la Parroquia del Santísimo Redentor.

-Voy mano, dijo el tipo que la sometió. Los otros cuatro se alejaron unos pasos. El tipo la tocó, la levantó en vilo. El rímel había dejado riachuelos negros y salados en el rostro de Sismey al mezclarse con sus lágrimas.

El sujeto hurgó entre las ropas de ella; después, la furia. Le desgarró el vestido, la azotó contra el piso y la pateó en el rostro y en medio de las piernas.

Los otros cuatro no entendían la escena, pero igual la tundieron. –Préstame el cuchillo, gritó el loco enfurecido. Los demás corrieron al vehículo y a lo lejos escucharon los gritos de Sismey. El sujeto los alcanzó en un instante, iba limpiando el arma ensangrentada en unas hojas.

Arrastrándose, Sismey llegó a la esquina. Ahí encontré yo –noctámbulo viajero- a la mariposa. Las manos posadas en su sexo, y el rojo de su sangre que había marcado su paso por el último tramo de Río Grijalva. Ahí sucumbió también el efímero vuelo de Arturo, perdón, el viaje de libertad de Sismey, desangrada después de que un iracundo confundido le mutilara el miembro.

 

CON SAÑA

El odio en los crímenes contra homosexuales se caracteriza por la saña con que se cometen

*261 transfeminicidios (personas trans con expresión femenina) ocurrieron

*192 crímenes de hombres gay/homosexuales sucedieron

*9 feminicidios de mujeres lesbianas se registraron

*5 hombres bisexuales fueron asesinados

*1 feminicidio de una mujer bisexual ocurrió

* Entre 2003 y 2018 en el país

 

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