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¡Buenos días!, sonó el saludo presidencial desde el bello estado de Oaxaca, a donde llegó el Presidente para realizar una gira por diversos municipios de la entidad.
A la cita con los medios, a la acostumbrada “mañanera”, acudió empuñando el bastón de mando que étnias de diversas regiones le entregaron al llegar a territorio oaxaqueño.
Pese a los hechos registrados ayer por la tarde en Sinaloa, el mandatario mostraba un semblante tranquilo, dispuesto a responder las preguntas que obviamente sabía traían los colegas con relación a la liberación del hijo de “El Chapo”.
Nada ni nadie iba a enturbiar su tranquilidad, luego que ayer tras derrotar a los enemigos de la Cuarta Transformación, logró dar inicio a las obras del aeropuerto de Santa Lucía, ese proyecto que el neoliberalismo intentó detener mediante amparos leoninos, fracasaron.
Y expresó de entrada, para no dejar ninguna duda: “Respaldamos las decisiones del Gabinete de Seguridad para proteger la vida de las personas en Culiacán, Sinaloa. No puede valer más una captura. Esa es la diferencia de nuestra estrategia. Nosotros no queremos la guerra. Sostenemos que la paz y la tranquilidad son frutos de la justicia”.
Lo sucedido ayer en Sinaloa fue aprovechado de inmediato por los neoliberales, los conservadores, los enemigos, quienes desean a toda costa el fracaso de este gobierno, que viene con todo para eliminar de raíz la corrupción.
En este entorno, que no es fácil para López Obrador, aquí lo que valen son los resultados, la decisión del gobierno fue determinante: se evitó una masacre de gente inocente, de la cual la sociedad ya está cansada y esos son los resultados que espera y que le están dando al mandatario. Mañana continuaremos Arreando al Elefante.