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‘Chicos buenos’ La inocencia plasmada con acidez y provocación moral; tan políticamente incorrecta que te encantará
Harry Plus
Calificación: Muy buena (4 estrellas de 5)
Por lo regular cuando realizamos un viaje al pasado y recordamos fragmentos de nuestra infancia, es inevitable que lleguen a nuestra mente y corazón momentos que nos formaron y marcaron como jóvenes adultos, pero en especial, cuando se trata sobre la inocencia del amor, no podemos negar la felicidad que da recordar el afamado primer beso, ese golpe de adrenalina que representaba estar frente a la persona de nuestro interés, la pura honestidad con la que nos enfrentábamos a uno de nuestros mayores miedos, lo que representaba estar enamorado. De eso versa la primera cinta dirigida por Gene Stupnitsky, quien le añade a la ecuación una gran dosis de acidez, situaciones irreverentes y políticamente incorrectas y un trío de pequeños cómplices que nos mostraran que no existe edad para la aventura.
Y es que justo cuando acaban de ingresar al sexto año, ‘Max’, ‘Lucas’ y ‘Thor’ (Jacob Tremblay, Keith L. Williams y Brady Noon), son invitados a su primera “fiesta del beso” (en nuestros tiempos no tenían un nombre tan meloso), pero durante su interés por aprender a besar correctamente, destrozan un dron que tenían prohibido tocar. Para reemplazarlo y haciendo gala de su noble imaginación, los chicos se ausentan de clases y toman una serie de decisiones erróneas que los llevaran a dar un inevitable paso de madurez, involucrándose además en un caso que incluye drogas, un policía y juguetes sexuales.
El mayor acierto de esta producción recae en su reparto, pues los 3 jóvenes actores encajan a la perfección con el ritmo y la ficción planteada, mostrando una interpretación astuta y carismática, ellos saben que se encuentran ante una historia que reta la moralidad del espectador y lo disfrutan con creces. Además de que el reparto complementario juega su papel de forma notable, permitiendo resaltar todavía más lo hecho por el trío de intrépidos amigos. En este sentido destacar a Tremblay, quien sigue demostrando que a su corta edad es capaz de resolver la ecuación de la película en la que se encuentre, el amanecer de una promesa hollywoodense que desde hace un par de años ha robado nuestro corazón.
La cinta es extremadamente elocuente, el guion elaborado por Lee Eisenberg y el propio Gene, supervisado por Seth Rogen, no escatima en situaciones que provocan el pensamiento crítico de la audiencia y lo realizan sin perder en ningún momento lo hilarante de la trama. Realizan un planteamiento cómico, entretenido, ágil y dulcemente encantador. Aquí la perspectiva de una infancia colorida queda de lado, la transición que pasan nuestros protagonistas la dotan de un nivel completamente maduro, sin perder con ello el gancho emocional sobre las vivencias infantiles, pues resulta tremendamente incorrecto y reconfortante ver a un grupo de niños lidiar con situaciones que involucran drogas, amor, alcohol y todo lo políticamente incorrecto que la vuelve sumamente atractiva.
Uno de los aspectos negativos que encontramos en esta cinta es el exacerbado implemento de situaciones graciosas y chistes, y aunque en un punto determinado el 70% de lo jocoso se siente aplicado al momento correcto, el otro tanto inevitablemente produce insatisfacción y sensación de hartazgo, aunque es un detalle que no repercute para nada en el desarrollo de la historia y su sensación. Junto a ello, el escaso tratamiento interno de las vivencias de los amigos, pues más de uno atraviesa situaciones sumamente complejas y delicadas dentro de su círculo personal que se dejan de lado para dar paso a la acidez, y aunque se comprende el tratamiento enfocado más en la alegoría, el espectador genera empatía más con situaciones que con personajes, lo que termina por dañar el resultado final dentro de la intención del autor, quien genera una película entretenida pero que no quedará en el recuerdo por sus personajes, si no por lo cínico de sus interacciones.
‘Chicos buenos’ es una de esas comedias que resultan en un gusto enteramente inesperado y disfrutable, pues gracias a lo simple de su trama y lo desvergonzado de sus protagonistas, encuentras una producción que te sacará inevitablemente más de una sonrisa de tu rostro. Aquí nos muestran que la alegría sincera puede llegar desde los rincones menos esperados.