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ANALISTA
OSCAR GÓMEZ CRUZ
¿QUÉ ES PRIORITARIO?, ¿LA SEGURIDAD O LA EDUCACIÓN?, ¿COMPETITIVIDAD O POBREZA?
Estas preguntas se hacen a diario en las oficinas de los 32 gobernadores del país donde tratan de articular estrategias en las que se atiendan el mayor número de necesidades y problemáticas sociales, tomando en consideración los recursos económicos disponibles para ello.
La complicación reside en que los problemas sociales son sistémicos y están interconectados. La elaboración de programas de gobierno, con su subsecuente o inherente presupuestación, es de tipo sectorial y muy pocas veces existe coordinación real y permanente, para la implementación de políticas públicas.
Más allá de plasmar en sus planes de desarrollo los famosos “ejes transversales”, son pocas las ocasiones en las que en la práctica tienen una aplicación real.
LA LÓGICA ES SIMPLE
Si no hay seguridad para salir a la calle y si no se puede tener una actividad económica, sin tener que pagar derecho de piso, no hay incentivos para que haya más inversiones nacionales y menos extranjeras. Sin esto, se limita el número de empleos disponibles, y sin ellos, la gente no tiene oportunidades de tener un ingreso suficiente.
Y si no se cuenta con un sistema educativo poderoso y con valores que sean inculcados desde casa, se limitan las posibilidades de desarrollo, crecimiento y lógicamente, buenas opciones de empleo. Y el ciclo se repite: no es factible que se inculquen valores en casas donde por la enorme necesidad económica, no se puede dedicar tiempo a los hijos.
Educación, valores, competitividad, empleo, salarios dignos y seguridad, son temas que NO pueden ni deben verse aislados. Se requiere una política que conecte todos los puntos y el involucramiento de los responsables en los gabinetes estatales para hacer algo en realidad.